Mi amiga Hortensia dice que es
una romántica, es sentimental y soñadora, pero que no está de moda, no tiene
mucho prestigio y se teme que está en peligro de extinción. También parece que
está poco considerado ser un idealista, optimista, pensar en positivo y no
abusar de la queja, si no es para buscar soluciones o para pedir ayuda.
Me veo como una de esas locuelas
con el embudo en la cabeza, la camisa de fuerza y espantando moscas, porque los
cuerdos son los demás, los del ceño en la frente, los del impenitente gris
marengo tirando a negro, los de “todo está mal y a peor va a ir”, los
realistas, los de “esto no lo arregla nadie”. Y lo peor de todo, el perpetuo
descontento, para llenarse la boca de sapos y culebras, ¿qué morbo, no?.
Yo propuse un objetivo y me
llamaron soñadora, porque era propio de un mundo mejor, y propuse buscar la
excelencia y me dijeron que la palabra era oportuna u oportunista según se
mirase (¿?), como si la excelencia fuese alcanzable por unos pocos, como si
fuese elitista. La excelencia está en todos y cada uno de nosotros, no es un
concepto global (no para mí), somos excelentes en un momento y podemos seguir
intentándolo más tarde en otra faceta de nuestra vida en la que tengamos mucho
que aprender.
Pero no me hagáis caso, porque
son sólo sueños….nunca he conocido nadie que merezca la pena, ni he trabajado
nunca en una empresa que apostara seriamente por el trabajo en equipo, ni nunca
tuve jefes (varios, quiero decir ninguno) que me considerasen una colaboradora
no un trozo de carne, ni compañeros que no les interesase medrar a toda costa o
a mi costa, ni amigos que permaneciesen, ni familia que no fuese un mero adorno
navideño, ni nunca conocí a una persona (hace más de 20 años) que un día quiso
estar a mi lado, manteniéndose todavía y, por si fuera poco, nunca conocí a
ocho maravillosas magníficas que me sacudiesen el desaliento y las ganas de
abandonar a través del medio más inhumano.
Aunque loca, no ciega, y veo la
grosería, la mala educación (como la del autobusero de ayer al que tuve que
poner en su sitio, “lo cortés no quita lo valiente”), la mezquindad, la
arrogancia, y aunque sé que hay gente que simple y llanamente es mala persona,
sigo pensando que son excepciones, no la regla.
Pero vuelvo a deciros, no soy de
fiar.
A veces sufro un ataque de
“cordura” y entonces mi frente se arruga más que ninguna, no considero el
marengo sólo el azabache, y de mi boca salen batracios y reptiles inmensos, veo
la realidad como parece que es, pero en eso llega el cómico que tengo en casa
(él no lo sabe) y me confiesa que él de pequeño (más todavía!!??) quería votar
a Spiderman (el Domingo estuve buscando la candidatura pero no la encontré), o
que el agua que más le gusta es la del Everest (léase Lanjarón) o qué es eso
del Portón de Belén….y me tengo que
reir.
No tengo remedio soy….una Loca de
atar.