Mi amiga Hortensia dice que se acaba la temporada de futbol, los entrenamientos y las tertulias-coloquio que tanto juego le dan para comentar en esta bitácora. Hace cuentas, y entre el material que ya tiene, el que salga de su cabeza y alguna escapadita a la plaza, cree que para el verano tiene temas suficientes, hasta que llegue el nuevo curso. Respira tranquila.
Uno de los últimos temas que se sacaron a la palestra, genera muchas dudas en Hortensia, y no menos controversias en el resto de la audiencia.
Parece ser que es bastante popular un programa en el que una medium habla con los muertos, espíritus, presencias del más allá, de famosos o de conocidos de cierta relevancia. Una de las cosas que llama la atención es la imagen de dicha medium, que contraviene todos los estereotipos a los que estamos acostumbrados. Nada de maquillaje, peinado, ni vestimenta extravagante, nada de trances con ojos en blanco ni convulsiones, nada de bolas de cristal, movimientos extraños de mobiliario ni cambios bruscos de temperatura, es decir, nada de la parafernalia que suele rodear este tipo de eventos. Se presenta ante nosotros como una persona común, sencilla, podría ser nuestra vecina (si viviésemos en Gran Bretaña), parece que quiere decirnos: “aquí estoy ante vosotros, sin trampa ni cartón, sin nada que ocultar, como cualquiera, como alguien normal”. ¿Quién podría sospechar, tener reticencias ante tanta naturalidad?.
Pues ahí está la primera duda, ¿cuántas veces hechos horrendos, delictivos o impactantes se han escondido bajo el manto de la “normalidad”?, sin embargo, no podemos sospechar de todo lo que es “normal”, así que de primeras le damos un voto de confianza.
Todos los que han pasado por dicho programa hablan que durante la experiencia les ha embargado una sensación de paz, y que después se van a casa más tranquilos, como si se hubiesen quitado un peso de encima. Claramente nadie quiere tener una sesión con un muerto, espíritu o presencia del más allá, iracundo y vociferante, ¡vaya miedo!, nadie repetiría, ni habría más gente que quisiera pasar por ello, por lo tanto, ya se cuidará muy mucho dicha señora, de que los mensajes sean pacíficos, tranquilizadores y positivos al máximo, esto es el abecé de cualquier negocio. Por otro lado, todos los que por allí pasaron y pasarán quieren o necesitan escuchar algo, si eso es lo que escuchan, es lógico que les invada esa sensación.
¿He dicho negocio?, creo que sí, no creo que “la señora entre fantasmas” lo haga de manera altruista, creo que tiene cartera de clientes y lista de espera!!!. Tampoco es ilícito hacer negocio con tus dones, habilidades, competencias y conocimientos, siempre que éstos sean contrastables, que las dos partes sepan quién es quién, si no, en vez de negocio podría ser estafa. ¿Cómo se contrasta que uno se comunica con los muertos, espíritus o presencias del más allá?, algunos dirán: “por lo que dice”. Nuestra medium, además de “normal”, parece una mujer serena, inteligente, que sabe controlar la situación y observadora (de hecho, no quita ojo a su interlocutor, no al muerto, sino al vivo), son tantas las señales que emitimos sin querer, es tanta la información que damos sin darnos cuenta, que un observador formado y entrenado, puede “mágicamente” saber cosas de nosotros sin que salga palabra alguna de nuestra boca. Se puede documentar de tantas formas que hasta detalles íntimos pueden estar a su alcance, se puede comunicar con tal grado de vaguedad, e ir modificando el discurso según nuestra reacción, que parezca que se dicen cosas a las que nosotros ya nos ocupamos de darle sentido. Todas, facultades nada sobrenaturales, muy humanas, que requieren, por supuesto, mucho conocimiento, mucho entrenamiento y mucha habilidad.
Tengo dudas, muchas dudas, ni quito ni pongo nada, cada uno que crea sin reservas o con reticencias o que no crea a pesar de lo que escuche, o que unas veces sí y otras no, de los que sí estoy segura es que, de momento, a mis muertos, solo les hablo yo, ¿quién más podría si están en mis pensamientos?, forman parte de mí, porque es la forma que tienen de ser eternos.