Mi amiga Hortensia dice que hay días en los que, mejor, no haberse levantado de la cama.
Hace unos meses, me levanté con un día de ésos en los que hacer cualquier cosa te cuesta un triunfo, es como si un interruptor en el cerebro se pusiese, sin motivo aparente, en posición de OFF y sólo funciona la producción incontrolable de lágrima natural.
En ese estado apático y desganado, llamé a mi amiga Hortensia, para que me consolara, o simplemente para oir su voz, y me contestó un ente de ultratumba, ¡qué casualidad Hortensia estaba igual!
Después de ése día en el que, la verdad, no pudimos hacer mucho la una por la otra, nos propusimos elaborar el “manual de emergencias marrones” (los llamamos días marrones en referencia a esa preciosa canción de Luz Casal), por si acaso en otra ocasión, nos ocurría lo mismo y al mismo tiempo.
Desde entonces lo he tenido que sacar alguna vez, afortunadamente, no han sido ni muchas ni constantes. Si así hubiera sido me habría empezado a preocupar de verdad y hubiese tomado medidas. Lo bueno es que no tienes más que leerlo e ir siguiendo los pasos uno a uno, sin saltarte nada, y como no estás para goyerías pones el piloto automático y te dejas llevar.
A nosotras nos ha funcionado bien, no evita la melancolía, pero la hace más pasajera, incluso en alguna ocasión hasta hemos podido sacar partido al tema.
MANUAL DE EMERGENCIAS MARRONES
- Levanta el culo de la cama, desayuna y dúchate, el olor a sobaquillo no ayuda, ahuyenta.
- Ponte ropa cómoda y confortable, con la que te sientas a gusto, deja los “manolos” para otro día.
- Si tienes que trabajar fuera de casa:
- Evita abordar temas importantes, si puedes.
- Y si no, hazlos como cuando los aprendiste por primera vez, prepáralos bien, poniendo atención en cada tarea, despacio y con cuidado de no equivocarte, tómate tu tiempo para pensar antes de actuar o responder a una pregunta, y no te tortures si no sale bien.
- Prepara una comida que te guste o que sea sencilla de elaborar. Y si comes fuera, date un caprichito.
- Pasea, el caminar sin prisas, despeja la mente.
- Observa y escucha, como no tienes muchas ganas, toma un papel menos activo en las conversaciones, ya verás lo interesante que es.
- Reflexiona, habitualmente la rutina y la falta de tiempo, no nos permiten hacer este ejercicio tan saludable.
- Escucha la música que más te apetezca.
- Permítete hacer algo que no haces a menudo (No hace falta gastar dinero).
- Lee o ponte esa película que tanto te gusta.
- Evita las discusiones, evitarás meterte en “un jardín”.
- Ten paciencia, seguro que al día siguiente han desaparecido las telarañas y te sientes mejor.
Y por último, pero no menos importante, si sigues así durante varios días, o tienes que sacar este manual repetidas veces, PIDE AYUDA.
Me parece muy interesante esa lista de soluciones aparentemente sencillas para abordar los días malos. Sin embargo, hay una cuestión que me parece especialmente complicada: evitar discusiones. ¿Cómo? Silvia.
ResponderEliminarBuena pregunta y...difícil respuesta. Para cada momento la estrategia puede ser distinta: ignorar los comentarios (dos no discuten si uno no quiere), una buena retirada a tiempo, darse tiempo para contestar y meditar la respuesta, ser asertivo (expresar tu malestar por lo que te están diciendo pero sin ser maleducado ni ofensivo).
ResponderEliminarTrataré este tema más adelante.