Mi amiga Hortensia dice que el
ser humano necesita esperanza, no puede vivir continuamente en un pozo de
incertidumbre, inseguridad, desasosiego continuo, ese mismo en el que nos
tienen sumidos últimamente todos y cada uno de los que, con cara de pocos
amigos, taciturnos, tristes y lúgubres mensajeros de malas noticias, aparecen
cada día vaticinando una nueva vuelta de tuerca, un peor es posible y esto no
se acaba todavía.
Y el ser humano, nosotros, las
personas, cada uno por separado, en público, repetimos la letanía de lo mal que
van las cosas, el desastre que se cierne sobre nosotros y la crisis tan
tremenda y demoledora que nos ahoga, mientras que en privado, por
supervivencia, por higiene mental y física, y creo, que porque somos más
inteligentes de lo que nos creemos, nos alegramos de los logros que
conseguimos, o hacemos chistes hasta del penalty de un jugador de fútbol, o de
la súper-crisis, o nos vamos de “celebra-fuentes”.
Pero esto sólo alivia, no da
esperanza, confianza, perspectiva, creencia e ilusión en el futuro. Todo lo que
hasta ahora nos lo proporcionaba parece estar patas arriba, sin embargo hay
algo con lo que no se puede acabar, algo que ninguna economía, falta de dinero,
de trabajo, o de cualquier cosa mundana puede aniquilar…la magia.
Y hacen su aparición “los
brujeríos”, horóscopos, tarots, curanderos, piedras de la suerte, conjuros
varios. Porque si lo conocido no funciona, habrá que probar con las fuerzas
cósmicas, con la energía que ni se crea ni se destruye y que, por lo tanto,
tendrá que estar en algún sitio, con los que tienen un “don” para visualizar
que el viernes es mi mejor día para un negocio en ciernes que me sacará del
agujero y me abrirá las puertas a un nuevo universo.
La misma esperanza, desesperada,
que cuando una conocida mía hace muchos años, enfermísima de todo, fue a
visitar a un cantamañanas que le dio tres galletas y le dijo “YA estás curada”,
y tres meses después murió (mi conocida, no el cantamañanas).
La misma esperanza, desesperada,
que ha lanzado a súper-ventas al champú de caballo como remedio contra la
alopecia.
La misma esperanza, desesperada,
que hace acudir a las consultas de videntes para quitar el mal de ojo, para
saber si encontrarás o no el trabajo, el amor o el dinero que te falta.
O la misma esperanza que nos hace
mirar el horóscopo…y va un día y acierta, porque entre tantas veces que no, y
tanta gente a la que va dirigido, digo yo, que con alguna tiene que acertar. Es
entonces cuando pasa de curiosidad a oráculo, y a la siguiente semana lo miras
con otros ojos, incluso aunque no coincida, seguro que moldeas los acontecimientos para
que parezca que sí.
La semana pasada me decía que el
jueves y el viernes estaban destinados a un éxito laboral, un negocio en
ciernes…y me propusieron uno (¡fíjate tú!).
Esta semana me habla del
equilibrio entre amigos y familia, de la oportunidad de integrar un equipo
talentoso en el trabajo y que me pueden pedir ayuda para solucionar una difícil
situación. Claramente voy a estar en el centro del huracán de las grandes
decisiones y se me va a tener muy en cuenta para tomarlas.
No sé cómo tomármelo, ni el
calado de las decisiones en las que tendré que intervenir, si recibiré una
llamada de Moncloa, de Bruselas o de Washington, o sencillamente, tendré que
tomar partido como cada semana por las decenas de alternativas que se me
presentan cada día.
No está en mi mano decirle a nadie dónde tiene que encontrar su
esperanza para no disiparse, la mía la encuentro donde la siento, casi siempre
más dentro que fuera, donde la cazo, porque es esquiva a veces, donde me la
ofrecen honestamente, pero casi nunca leyendo el Horóscopo.
Estoy de acuerdo en que siempre intentamos buscar las coincidencias... ¡supongo que nos da seguridad! De todas forma,s debo reconocer que sí leo los horóscopos y consulto las cartas del tarot. Si me conviene, les hago caso, Y si no, pues me pongo más racional!! Interesada que es una... ;)
ResponderEliminarBesos!!