1ª Parte: Los Cromosomas Femeninos
Mi amiga Hortensia dice que según unos estudios sobre genética de la Universidad Retrograde del Estado New Casposian del Norte, se han establecido nuevos hallazgos genéticos que confirman la tesis de cómo es que hombres y mujeres tradicionalmente se han dedicado a tareas distintas. Justificarían además que unas y otros estén particularmente dotados para la ejecución y desempeño de algunas de ellas. Lo cual invalidaría otros estudios sobre la igualdad en las capacidades de los dos sexos para la realización de dichas rutinas, por eso, empeñarse en seguir por este camino sería, simplemente, ir contra natura.
Los principales cromosomas femeninos que detectaron en este estudio fueron:
- Cromosoma cleaner o “Don Limpio”: mediante este cromosoma se garantiza que la portadora sabe desempeñar sin entrenamiento previo todas las tareas domésticas: lavar, planchar, fregar, limpiar el polvo, hacer las camas, con total eficacia, cosa que no ocurre con los hombres que necesitan entrenamiento, aprendizaje y cierto estado anímico que les empuje a la realización de las mismas. Aquellos que, por las circunstancias que sean (deficiencia genética, extrema necesidad o “anormal” concienciación solidaria) realizan estas actividades despiertan una ola de admiración en los demás. Para nosotras no tiene mérito ya que estamos genéticamente preparadas para ello. Y si estamos preparadas y lo hacemos tan bien ¿por qué no hacerlo siempre?.
- Cromosoma cooker o “Entre fogones”: Al igual que el anterior, este cromosoma desencadena una serie de pautas de conductas que nos llevan a la correcta elaboración de suculentos guisos a partir de una serie de materias primas. Es más, con la sola visión de una olla o una sartén empiezan a funcionar los mecanismos adecuados para recuperar de nuestra memoria ancestral el recetario completo de todas nuestras antepasadas. Al contrario que nosotras, ellos tienen la farragosa tarea de “tirar” de recetas, consultar libros de cocina e incluso hablar con sus madres para solucionar las dudas. Este cromosoma, además tiene la vertiente “avituallamiento”, la cual nos capacita para movernos con maestría por los lineales de los supermercados y “pegar la hebra” con el pescadero con el propósito de conseguir la mejor mercancía.
- Cromosoma “Mater Amantísima”: Cierta es la especial relación que existe entre un hijo y su madre, lo cual convierte a ésta en un auténtico catalizador de todo, y en este todo se incluyen, los lloros nocturnos, las enfermedades, las tareas académicas, las medidas disciplinarias, higiene y vestuario, las reuniones escolares, y las salidas al parque. Aquí, los hombres, tienen a la audiencia un poco dividida, entre las que piensan lo tierno y monísimo que es un hombre con su hijo jugando (cosa que además puede facilitar “otro tipo de interacciones”), y los que piensan simplemente que es un poco “calzonazos”.
- Cromosoma shopper o “Quema la Visa”: Hay dos cosas que una mujer puede hacer en su tiempo libre, ir de compras o quedar con las amigas (fundamentalmente para despellejar a alguien que no esté presente), o puede hacer las dos cosas juntas. Este cromosoma no sólo capacita para la consecución de nuestro objetivo, sino que también nos da herramientas para soslayar los obstáculos que nos pongan, por ejemplo, que controlen nuestro gasto, ya que las únicas que tenemos caprichos somos nosotras, ellos sólo tienen necesidades.
Leída la primera parte del estudio (todavía me quedaban todos los cromosomas masculinos), empecé a preocuparme verdaderamente por mi salud, por mi material genético claramente deficiente y, aunque me cueste reconocerlo, muy poco “femenino”. Así que a la espera de obtener más información con el resto del artículo, fui buscando un genetista de prestigio para hacerme un estudio en condiciones.
Continuará…