1ª PARTE: EL PELOTA
Mi amiga Hortensia dice que si hay jefes tóxicos, algunos compañeros no se quedan atrás, y que todos ellos coincidan en un mismo departamento debe ser fruto de una alineación extraordinaria del Sol, las estrellas y los planetas o de la atracción irresistible que se produce entre un Director inútil, torpe, buscón y tramposo y los indeseables que pululan por cualquier organización al uso.
Y estos dos hechos se debieron producir, juntos o separados, hace un tiempo en una empresa de cuyo nombre no quiero acordarme.
El caso es que a cualquiera de ellos, en versión femenina o masculina, podemos encontrarlos sin mucha dificultad. Empecemos con el primero:
El pelota, todo un clásico, existe desde que el mundo es mundo, nace al calorcito de inseguros y vanidosos, con déficit de autoestima o de saber gestionarla adecuadamente, con poder y con ganas de ejercerlo con cierto nepotismo, y crece, se expande y evoluciona de manera asombrosa. A mi juicio, hay dos tipos bien diferenciados:
- El pelota patológico, necesita desesperadamente alguien a quien pelotear como el oxígeno en sus pulmones. Va más allá del mero interés laboral, personal o mercantil, es una necesidad vital. No tiene criterio propio, ni opinión. Es sumiso, entusiasta en sus halagos y busca continuamente el reconocimiento, si no llega objetivamente, aún así él lo encuentra, el más mínimo gesto o la ausencia de éste. Se monta a su alrededor una auténtica realidad paralela que dista mucho de la que se ve a simple vista. Es ladino y celoso de su relación con su objeto de culto. Su actuación es tan descarada, llama tanto la atención que resulta ridículo y patético verlos en acción.
- El pelota común o pelota interesado, éste tiene muy claro por qué hace lo que hace, su objetivo es trabajar poco, vivir bien, conseguir prebendas, dejar de hacer lo que no le gusta, alcanzar un estatus económico y laboral, o todo al mismo tiempo. Para ello, primero, fija su objetivo, es decir quién le va a ayudar a conseguir lo que quiere, y después afronta el cómo lo va a conseguir. Aquí la estrategia de cada pelota es diferente, tanto como pelotas hay en el mundo. Los hay más torpes y más hábiles, algunos dan en hueso y tienen que pasar rápidamente a otro objetivo, y otros tienen la suerte de encontrar un auténtico filón. Sin embargo, casi todos los pelotas tienen rasgos comunes: hacen mucho “despaching”, se pasan las horas muertas en el despacho de su jefe, hablando de lo divino y lo humano, normalmente reparten a partes iguales elogios sobre ciertas actuaciones, preguntas abiertas para permitir el autobombo del objetivo, y dejan caer alguna perlita sobre lo bien que lo hacen ellos (siempre, frente a lo mal que lo hacen los demás) y lo desaprovechados que están en la organización. (el “si a mi me dejaran…”). Tienen una auténtica habilidad para endilgar a otros las tareas que ellos no quieren hacer porque las consideran poco importantes o tediosas, por lo que suelen tener problemas con compañeros o subordinados que dejan siempre tirados en la estacada. No debe esperarse de ellos ninguna clase de apoyo en cualquier cuestión en la que el jefe (u el objeto de su peloteo) piense diferente al resto del grupo y puede ser tan mezquino como para llegar a espiar a sus propios compañeros.
En general el pelota es un tipo que, lejos de estar en peligro de extinción, florece en tiempos de crisis, y sólo la acción coordinada del resto de los miembros del grupo (no muy descarada para que no le salgan defensores), boicoteando de manera sutil todos sus intentos de escaqueo, puede neutralizarlo. Dejarles en evidencia es más difícil, porque el mismo objeto de peloteo se resiste a perder al pelota, pero puede moderarse su influencia haciendo que el resto tengan una vida un poco más fácil.
No te digo nada bueno porque vas a decir que soy un pelota. Le voy a decir a Hortensia que te pida un canon por derechos de imagen.
ResponderEliminarUn abrazo
¿Pero, pelota patológico o pelota común?, jajaja. Espero al menos que te haya gustado aunque no me lo digas .
ResponderEliminarNo ves que soy el primero en leer tus post. Eso solo lo hago contigo y con las necrológicas del ABC para ver si estoy muerto y no tengo que ir a trabajar ese día.
ResponderEliminarLo de las necrológicas es una buena idea, mira que si un día te levantas y no tienes necesidad. Ya en serio, eres el primero en leer los post y casi el único en comentarlos, vamos que tráfico lo que se dice tráfico no creo mucho.
ResponderEliminarHola soy Maria,
ResponderEliminarMe ha encantado tus comentarios, yo en este momento me he sentido identificada con los daños colaterales que producen este tipo de comportamientos indeseables.
Por cierto soy nueva en esto ¿puedes decirme como puedo publicarlo sin necesidad de que sea anónimo?.
muchas gracias
Hola María,
ResponderEliminarGracias por tu comentario, estos dos post, son el resultado de largas charlas con un amigo/compañero/jefe que como yo, también sufrió el daño colateral de alguno de estos indeseables, y nos ha costado mucho ir deshaciendonos de la maraña, a mi, para ponerlo en claro en un escrito y "vomitarlo" (perdón por la palabra), para que dejase de molestar, así que te entiendo perfectamente y, apartes iguales, me encona que personas normales y corrientes que sólo quieren hacer bien su trabajo estén a merced de estos tipejos que deberían estar "anillados" como las especies en extinción.
Si quieres que tu comentario no sea anónimo tienes que tener cuenta en alguna de las alternativas que se te despliegan en el combo.
Un saludo.