Mi amiga Hortensia dice que ya está bien, que ya ha soltado unos cuantos sapos que tenía dentro y que necesitaba soltar, pero que ahora le gustaría volver por sus fueros, a los post vitalistas y positivos que tanto la gustan. Le gustaría aprovechar éste para hacer un homenaje, pero le da un poco de miedo ponerse sensible porque teme traspasar la fina línea que separa la sensibilidad de la ñoñería, vosotros decidiréis y como siempre estoy “a muerte” con Hortensia, asumo toda la responsabilidad.
Hortensia tiene una amiga, que no soy yo, que para ella es la viva imagen de la mujer triunfadora, y no porque su vida haya sido una carrera meteórica hacia el éxito, cuajada de logros profesionales, poder, dinero, fiestas y oropel, sino por todo lo contrario. Nunca lo ha tenido fácil, a veces incluso diría que especialmente difícil, y de los tragos amargos que la vida te regala, ella a tenido unos cuantos, más que la mayoría. Tuvo que afrontar una infancia y una juventud plagada de tropiezos, alguno de ellos, le hicieron profundas cicatrices.
Pero Hortensia la conoció cuando ya era una mujer madura, que vino contratada a través de una ETT para una semana y se quedó 10 años y llegó a asumir la responsabilidad del departamento de selección de una multinacional, de hecho y por derecho, aunque no por título y es que hay algunos zafios e ignorantes que bastante tienen con mantenerse erguidos.
Recuerda, que durante los años que trabajaron juntas, nunca se lo pasó mejor, se reían hasta de su sombra, trabajaban como burras y protagonizaron algunas de las situaciones más absurdas de su vida profesional, como cuando su jefe se ponía una dentadura postiza que debía haber robado a Bugs Bunny, o la loca de su compañera las amenazaba, o comían encima de los rollos de papel higiénico, en el cuarto de la limpieza. Nunca se lo pasó mejor, y nunca aprendió tanto, porque si Hortensia tenía buena disposición a aprender (lo ignoraba casi todo), su amiga tenía mejor disposición para enseñar todo lo que sabía, que era mucho, sin reservas, sin cicaterías, sin miedos a perder poder por enseñar lo que sabes.
Fueron maestra y alumna, alumna y maestra indistintamente, y también tuvieron algunas broncas memorables, pero cuando hay buena voluntad, falta de malicia, respeto y ganas de superarlo, se supera todo o casi todo.
Y después de unos cuantos años, la vida laboral, volvió a unirlas, y aunque dicen que segundas partes nunca fueron buenas, ésta, en concreto, fue aún mejor que la primera, más hostil, por el ambiente reinante, pero increíble igualmente.
En el fondo, la amiga de Hortensia también ha sido muy afortunada, pero con esas cosas que no tienen etiqueta de precio de venta al público y que, por este hecho, a veces están un poco desprestigiadas.
Como ya os he dicho es una mujer en esencia vital, alegre, joven (Hortensia dice que se morirá siendo joven, aunque ya roza con las yemas de los dedos la jubilación, y eso que cada vez se la ponen un poquito más lejos), luchadora, creativa (baila, canta, escribe, todo como aficionada), “palabrotera” donde las haya, y no te permite ni medio minuto de victimismo, nada de palabras huecas y conmiseraciones piadosas. Como las personas auténticas, que merecen la pena, tiene también sus sombras, se está volviendo intransigente e inflexible en algunos puntos (en eso sí se le nota la edad).
Ahora, después de tantos años, está aprendiendo a decir “NO”, a que algunas cosas le importen un bledo, a dejar de preocuparse por todo el mundo menos por ella misma, ¿Veis?, no para de aprender, de intentar mejorar, de crecer.
Hortensia, yo y cualquier persona con dos dedos de frente se pregunta ¿Y qué es todo esto si no el ÉXITO, el TRIUNFO? Obtener mucho, con poco de partida, buscar y construir tu propia fortuna, ser más y mejor de lo que todos esperaban, dejarte ayudar por los que están contigo, porque pedir ayuda es de inteligentes no de débiles, y aunque seas débil qué. Llorar y reir con todas tus ganas, reconocer que te equivocas tantas veces que hasta te da vergüenza contarlas.
Pero esta mujer, como tantas otras, no sale en revistas, ni en calendarios, ni en programas “rosas”, es sólo la protagonista de un anuncio por palabras: “Mujer Triunfadora Anónima Busca….Reconocimiento”.
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