Mi amiga Hortensia dice que los
datos fríos nos dejan el siguiente balance: Un superávit recaudatorio que fue
convenientemente revertido, índice de morosidad, 0, índice de impago, 0.
Sin embargo todo el mundo sabe
que cuando se trata de hacer un análisis del éxito o el fracaso de cualquier
evento, los números desapasionados no bastan, existen otros elementos que
influyen de manera crucial, elementos que no son tan medibles, menos
cuantitativos, más abstractos, más subjetivos.
Aquel día tenía yo bastante con
aguantarme, no porque estuviese de mal cariz, ni mucho menos, sino que
literalmente me costaba estar de pie y, por contagio, me envolvía una anestesia
mental preocupante. Sería por la ley de la compensación o por otra de
naturaleza desconocida, el Queridísimo era todo positivismo, donde siempre ve
problemas, encontraba soluciones. Tanto es así que cuando llegamos al campo y
nos dijeron que, por quincuagésima vez en este año, nos habían vuelto a dejar
sin fluido eléctrico (por el robo del cobre), rápidamente se puso a buscar
alternativas e incluso no descartó la cena a la luz de las velas (¡¡¡¡¿Quién
eres tú y qué has hecho con mi Queridísimo?!!!!).
Y yo, mientras, deambulaba por
allí, definitivamente perdido el contacto con la nave nodriza.
Siempre existen mecanismos en tu
interior que no dejan de sorprenderte, cuando estás “empanada” para ciertas
habilidades que suelen ser tu fuerte, se abren paso otras que jamás creías que
tenías y acudieron a mí las “artes económicas” y como contable avezado (ya no
tengo abuelas) empecé a clarificar el panorama de los dineros, los que había,
los que no, los que faltaban, cómo habría que realizar los pagos, dejando a
otros el “arte recaudatorio” mitad negociación, mitad acto diplomático.
Al filo de las 3 de la mañana
alguien dijo que nadie quería apuntarse a nuestro club porque nos consideraban
“un equipo de mierda” (¡vaya, no
sabía yo que estuviesen por los aledaños los descendientes de los Messi y
Ronaldo o de nuestras estrellas patrias que no pillan un balón de oro por
muchos méritos que hagan!), y volví a pensar en los datos, en ésos objetivos,
fríos, parecidos a los del principio, como son: que cada retraso en las cuotas
les cuesta a los entrenadores dejar de cobrar, que no metemos ni un gol al arco
iris y que hemos quedado los terceros por la cola en liga, en la categoría más
baja que hay. Visto desde ese punto, la conclusión es inapelable….pero como
todo el mundo sabe, existen otros elementos de juicio.
Si el objetivo de nuestros hijos
fuese ganarse la vida como profesionales de las pataditas, éste no sería su equipo, pero si es otro, quizá sí lo
sea, porque en qué otro equipo de fútbol el entrenamiento y los partidos de los
chicos son un mero pretexto para las reuniones de los padres, ya que cuando se
acaba la temporada nos despedimos tristones, con la esperanza de reencontrarnos
el próximo septiembre. Porque en qué otro equipo de fútbol, cuando no tenemos
luz, llega el “chispas” o padre del delantero y saca la escalera, los metros de
cable y la caja de herramientas y hace un apaño para iluminarnos. Porque en qué
otro equipo de fútbol el que no paga las cuotas sigue jugando, ya que el
muchacho no es responsable de las apreturas de sus padres y no en tantos
equipos las cenas de final de temporada se viven con esta intensidad, ni se
ríen tanto, seguro.
Pero claro, todo depende de tus
objetivos, de tus expectativas, de lo que valores y por supuesto, de lo que
estés dispuesto a recoger de cuanto se te ofrece, es, por consiguiente, una
elección que haces.
En conclusión, si analizamos los
datos, la cena fue un éxito rotundo y sin paliativos, aunque seguro que no
todos piensan lo mismo (“el arroz estaba
pasado”, “la pizza no me gustaba”,
“la música…. ”….). Si analizamos los
datos, este equipo es ruinoso lo mires por donde lo mires, pero no todos
pensamos lo mismo.
Como la “nave madre” me había abandonado a mi suerte, no tuve más
remedio que confraternizar con estos absurdos terrícolas, tan graciosos,
cantando, bailando con ellos y riéndome de una cosa llamada “epiglotis” que
debe ser la bomba porque se ríen a carcajadas de ella.
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