lunes, 10 de septiembre de 2012

Profesiones de Futuro. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que cada año los estudiantes y sus preocupados progenitores se devanan los sesos para intentar dilucidar cuáles serán las profesiones más demandadas en el futuro.

Para mi es un planteamiento tramposo de inicio, ya que quién sabe con las vueltas que da la vida y los avatares que estamos sufriendo qué va a ser más útil, e iría, incluso, un paso más allá, ¿dónde ponemos la utilidad o no de una profesión?. Yo por mi parte, cambiaría útil por Valioso, me gusta más y le añadiría al guiso dos ingredientes: Cariño por lo que haces y Respeto. A partir de ahí las posibilidades son inmensas, cómo juegues con la fusión de tus conocimientos, experiencia y gustos, para ponerlos a merced de lo que puede ser valioso también para otros, útil también.

Reconozco que estas ideas mías no son compartidas por muchos, no desespero, ya que mi Queridísimo, un hombre pragmático donde los haya, ya ha mutado. El otro día me sorprendió dándole la charla a mi hija, diciéndole lo mismo que yo le había dicho hace tiempo y creyéndoselo. Pero no todos son así, y ayer mismo mi peluquera, una chica nada sospechosa de encefalograma plano, me miraba como si me faltara un tornillo (o varios), cuando empecé a obsequiarla con mi diatriba sobre las profesiones del futuro.

Mientras te están dando el pegote del colorín, te someten a un tratamiento de calentamiento intensivo de cabeza para que el tinte se fije definitivamente, te lavan la cabeza y te dejan medio sorda con tanto chorro en las orejas y después tienes a tu alrededor el parque eólico de secadores, las conversaciones de cierto calado con argumentaciones, que den lugar a un cambio de impresiones y a un debate o dialéctica sobre el por qué de tu razonamiento, no tienen cabida. Así que yo aprovecho estos momentos para estar calladita o mantener charlas más livianas que se puedan interrumpir y dejo la artillería pesada para cuando tengo que abonar la dolorosa, que en este caso es muy, muy dolorosa.

Como ayer iba acompañada y tenía cierta prisa, no tenía intenciones de hacer de Seneca, pero siempre me tiran de la lengua, o al menos es lo que yo me creo (¡¡¡maldita vanidad la mía!!!), y esbocé rápidamente mis ideas sobre las profesiones que en el futuro serán las más demandadas, a saber: Filósofo, Historiador, Lingüista, Literato y en general todo lo que tenga que ver con lo denominado, Arte, y, por supuesto, Psicólogo, dejándome a un lado lo más convencional, léase, todo lo tecnológico.
Se puede imaginar uno la cara que puso la muchacha, no sabía si estaba de broma, si formaba parte de mi fina ironía, si lo decía en serio (y necesitaba tratamiento rápidamente) o era con afán de polemizar.

Antes de nada he de decir que todas las profesiones,  con o sin título académico, me merecen el mayor de los respetos siempre que se ejerzan con estos tres ingredientes básicos que ya apunté al principio de este post: Cariño, Respeto y Validez, aún así sigo pensando que tendremos que volver a retomar nuestros valores como seres humanos, nos deberemos reencontrar con nuestra esencia para saber hacer útil la tecnología que tenemos a nuestro alcance, sin que ella nos alcance a nosotros y nos destruya.

Todo esto no pude argumentarlo….las prisas.

Quizá esté absolutamente equivocada y las profesiones del futuro no sean estas, sino otras, da igual, ¿qué es lo importante? Que nuestros hijos estudien o hagan aquello que más les guste, para que luego puedan encontrar la forma de hacer de su pasión, su medio de vida.

viernes, 31 de agosto de 2012

Vacaciones. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que hoy es el último día de Agosto, ya huele a Septiembre, a libros, a la vuelta al cole, a la verdadera cuesta por la subida del IVA, a un otoño caliente, a fascículos y colecciones que se empiezan y nunca se acaban, y a una palabra maldita, esa que parece no debemos pronunciar porque da mala imagen y  desasosiega, como si el culpable de todos los males fuese llamar a las cosas por su nombre y no hacerlas mal. Pero a lo que huele definitivamente es al fin de las vacaciones.

Y ya tenía yo ganas, que este año me las tomé in extremis, casi, casi, a hurtadillas, y estaba un poquito harta de ver a todo el mundo pasar por delante de mí con los cachivaches rodantes (ya no los hay de los de siempre, ataditos con cuerdas), rescatando del baúl de los recuerdos el pueblo de la niñez o retomando después de años las amistades o las relaciones familiares con apartamento en la playa.

Por supuesto, nada de cruceros, ni de tours por Centro-Europa, ni nada de un “Todo Incluído” en una jaula de oro en Punta Cana o en la Riviera Maya, eso para otro año, porque en este hasta los que podrían, para dar buena imagen o para no crispar, han hecho el paripé de irse, pero poco, o irse, pero a lugares poco glamorosos, como si con ello engañasen a alguien o deshiciesen algún entuerto.

Yo cambié el sur por el norte, ya había pasado suficiente calor este año, y la playa, por el camino, y la gente….esto no lo cambié porque seguía habiendo gente por todas partes, andando, en bici, y vacas, muchas vacas, y hasta unos dinosaurios (más bien dinosaurias), que se debieron escapar del Museo del Jurásico de Muja, a las que no pude datar ya que hubiese necesitado la técnica del Carbono 14, pero que calculo yo a ojo tendrían entre 100 y 10.000 años de edad y un color de piel caramelo por la sobre-exposición al sol. Tanto tiempo en  un museo sin saber qué ponerse, debieron creer que el short y la camiseta de tirantes era la indumentaria correcta independientemente de tu edad, carnes, peso específico y tersura de la piel, e iban ellas tan ufanas por el paseo marítimo luciendo pellejo, que pensé yo que en uno de esos vaivenes del colgajo se les desprendería del hueso dejando un esqueleto perfecto.

También me llamó la atención, cómo reaccionamos ante la manifestación de la Naturaleza en estado puro, es decir, las vacas a su aire, seguro que si baja una nave espacial del cielo no nos sorprende tanto como este hecho. Tan estupefactos estábamos todos de la comunión entre hombre y vaca, íbamos caminando a la par sin agredirnos, que el hombre sacaba cada dos por tres la cámara de fotos para inmortalizar este momento: “Hazme una con la vaca pastando”, “A mi, a mi, con la vaca tumbada a mi lado”.

Este año he hecho mía la máxima de entra en el sitio más cutre, te saldrá bien de precio y comerás de maravilla, y aunque la mayoría de las veces es cierta, a veces, el sitio más cutre es el más cutre por algo.

Y volví con mis cachivaches, ya feliz. Como me fui de las últimas ya no he tenido que ver cómo otros se iban, ni siquiera he visto volver a tantos, volvieron antes que yo, porque los períodos vacacionales también sufrieron recortes y severos. Encaro el final de este año con ánimo porque es mi etapa preferida, llega el frío, se acortan los días y yo revivo, proporcionalmente a como me marchito en primavera y agonizo en verano, rarita que soy.

Pero las vacaciones siempre son necesarias no importa el destino, ni cuanto dinero inviertas en ellas, necesitas poner tierra de por medio, cambiar la rutina, aunque sea por otra distinta, lo único que deseo es que el año que viene no se hagan tanto de rogar como en este.

lunes, 6 de agosto de 2012

Vendo Oro. Mi amiga Hortensia dice...


Mi amiga Hortensia dice que hace unas semanas atracaron a su madre para quitarle una cadenita de oro.

Ya lo sabía yo que con esto de la crisis, la falta de parné en el ambiente, la subida como la espuma del precio del oro y, por consiguiente, la proliferación de los negocios que compran el valioso metal, los cacos sumarían dos y dos y empezarían a buscar una fuente de financiación alternativa al cobre, al papel moneda, a los narcóticos o a cualquier otro negocio sucio que ya estuviese algo agotado.

Todo se agota, nuestras existencias de cobre deben estar ya por los suelos, o en un círculo vicioso de mercado negro, limpieza y mercado blanco.
El papel moneda ya no es lo que era, cada vez vale menos, casi tanto como los billetes del Monopoly. Por cierto, un inciso, yo tengo uno, voy a probar a bajarme al ultramarinos unos cuantos, por si empiezan a servir como moneda de cambio.
Y los narcóticos, bueno éste es un negocio que ya se está volviendo demasiado legal con la industria farmacéutica a la cabeza.

O sea que lo mires por donde lo mires, volvemos a nuestros orígenes, al oro, al Rey Midas. Y lo mires por donde lo mires, los ladronzuelos siguen en sus trece de emplearse a fondo en barrios deprimidos y abusar de personas mayores, como mi madre, que son facilonas. El delito es delito allá donde suceda, pero digo yo que podían cambiar de estrategia, pero no estamos hablando de robinjudes, sino de pelanas que son el último eslabón de una cadena, de una mafia que está desprovista de moralidad bandidesca.

Después del disgusto, del susto de mi anciana madre, de la corajina que le entró porque además, en la meliflua cadenilla, iban insertadas unas cuantas medallitas (éstas no de oro) que eran recuerditos suyos, con poco valor material y mucho sentimental, me dediqué a otra cosa mariposa, dados los calores veraniegos.
Y hete aquí que empezaron los Juegos Olímpicos, y las apuestas sobre el medallero de España.

Llevamos ya unos cuantos días de competición y qué decepción, las medallas se nos resisten.
Es cierto que en algunas disciplinas ya las llevábamos colgadas al cuello como si no hubiese que entrar en concurso, y por eso, nos dieron la primera en la frente. En otras, como juega en nuestra contra la mala suerte, la que nos persigue en estas grandes citas. En las más, pensar que las cosas se construyen de un día para mañana y en el deporte, hay que invertir mucho, aunque el resultado nunca esté garantizado.
Pero tras los primeros batacazos, nuestra niña de cara cuadradota y mirada limpia, se ha colgado dos de plata, después de quitarse de la cabeza las telarañas en las que se envuelve cuando entra en el certamen (gracias a la ayuda de su psicólogo, para que luego digan que no sirven para nada), y una de bronce de otra mujer en aguas bravas, que a buen seguro, pocos sabían que se competía en eso.

Pero ¿Y el Oro?, pues ni está, ni se le espera, me temo.

Por muchas razones.
Las que esgrimirían los expertos serían las de siempre, cuando se deja de apostar por los deportistas de cualquier disciplina (desde hace ya unos cuantos años), los resultados se resienten y sólo destacarán aquellos con muchas dotes, con un buen patrocinio o con una estrella en salva sea la parte.

Aún así, mi razón no es esa, yo creo que lo están haciendo adrede, en cuanto se ven con la más mínima posibilidad de ganar, se arrugan, se encogen, les entra el miedo, y no el escénico por la presión, no, sino por recibir una medalla de oro, y bien gorda, delante de millones de personas, con tu cara en la tele para que todo el mundo te reconozca.

Porque quien es la guapa o guapo que viene con ella colgada del cuello, ja, ¡para que luego te den un tironcejo y te la manguen, con lo que te ha costado conseguirla!.

lunes, 23 de julio de 2012

El palito. Mi amiga Hortensia dice...


Mi amiga Hortensia dice que existen señales que no siempre queremos escuchar, como aquellas de advertencia o de alarma que nos envía nuestro cuerpo, o las que desde otros organismos vivos, seres de nuestra especie, nos lanzan y nosotros desoímos por distintas razones.

Por eso comprendí que no podía ser fruto de la casualidad que mi hermano en su vuelta a la bitácora escogiese el tema del desánimo y de los caminos alternativos, y que una amiga mía estuviese ofuscada por el derrotero de las conversaciones vespertinas, parecía que todas terminaban hablando de lo mismo….la SITUACIÓN.

Sí señores, por causas que no es objeto de este artículo ni de esta escritora explicar, puesto que nos meteríamos en una discusión sin fin, nos ha caído una M…de dimensiones espectaculares, que nos ha dejado en estado de shock. Primero nos dijeron que era caca sin importancia, incluso ni se la ponía llamar así, pero con el tiempo hemos visto que no, que aquello es un excremento y de los gordos. Entonces han aparecido los equipos encargados de analizarlo (expertos y no tan expertos): longitud, profundidad, dimensiones, textura, pero en lo que todo el mundo está de acuerdo es que despide un olor nauseabundo.

Esta gran excreción o Crisis ha producido algo muy humano, primero desconcierto, después estupefacción, enfado y por último abatimiento y derrotismo.

Al principio pensé que la fascinación por la magnitud de la enorme cagarruta, daría paso a un alejamiento y al repudio más absoluto, porque ya os digo que la fetidez es insoportable, pero lejos de ocurrir esto, estamos total y absolutamente deslumbrados (debe ser por el shock del que todavía no nos hemos repuesto) e incluso estamos con el palito venga a removerla, lo que airea más la peste.

Mientras estás ahí, respirando los vapores, es imposible que tu cerebro tenga oxígeno suficiente para pensar en si es mejor rodear el emplaste, tirar un puente colgante, calzarse las botas de goma y meterse hasta las rodillas para cruzarlo cuanto antes o cualquier otra solución.
Mientras estamos ahí todos juntitos, con el palito, alguno cuenta cómo el cuñado de su prima se metió hasta el cuello y consiguió salir (a éste le miran con cara rara y le mandan a buscar más palitos), otro parece entrever las piernas del quiosquero de su barrio que cayó de los primeros.
Mientras estamos ahí, ya no estamos enojados, estamos tristes, desanimados, desmoralizados, incapaces ya de encontrar nada y asumiendo lo que tenga que venir como corderos en el matadero.

Oí las señales, ya desde hace tiempo no hacía caso de los olores, y me alejé un poco. Sencillamente encontré, el aire un poco menos viciado, si tengo que buscar alguna solución, camino alternativo o cualquier salida necesito tomar perspectiva (alejarme del olor y verlo desde otro punto de vista), a algunos enfadados o indignados pero con esperanza, otros creativos y los más, más o menos como yo, oxigenándonos un poco para dar nuestros primeros pasos, tímidos o confiados dependiendo de quien los dé.

No he dado con la solución, ni personal ni universal, pero en el centro de la gran M tampoco estaba haciendo nada de nada, aquí tengo las fosas nasales más despejadas, la cabeza más limpia, empiezo a tener ideas (unas más peregrinas que otras).

Entiendo que los equipos de expertos que tienen que seguir analizando la plasta sigan allí, para que luego puedan documentarlo todo muy bien y saquen conclusiones para los libros de Historia. A mi ya no me hacen falta más análisis, de momento, saqué mis conclusiones. Los que quieran quedarse allí cerquita, que se queden, como si en vez de ser lo que es, fuese un faro deslumbrante, pero por favor os lo pido ¡¡¡dejad ya de removerla con el palito!!!.

lunes, 16 de julio de 2012

Neurotransmisores. Mi amiga Hortensia dice...


Mi amiga Hortensia dice que en el último curso de carrera escogió una asignatura que se llamaba Neuropsicología, que le pareció interesantísima.

Sin embargo, aunque es una de mis pasiones y uno de mis intereses, el estudio cerebral, la neurociencia, y el método científico, no terminan de adaptarse a mis características caóticas personales. Se necesitan grandes dosis de paciencia, que yo no tengo, de constancia, de avances diminutos para llegar al objetivo, y sobre todo, se necesita una capacidad de conservar nombres que, a mi se me resiste, ni los de las personas, las capitales, ni mucho menos los de las zonas cerebrales.

Pero yo doy ideas, por si algún científico quiere investigar, y creo haber descubierto un nuevo neurotransmisor en el cerebro, que a falta de otro nombre mejor ideado, he dado en llamarle Malababanina, y del que estoy descubriendo cada día sus efectos nocivos y perniciosos en el comportamiento humano. La Malababanina, no es más que el exceso de mal humor, mal genio, mala baba o lo que viene a ser “estar de morros”, las causas son lo de menos, de todo hay, pueden ser objetivas, subjetivas o sin causas aparentes, lo importante son las secuelas que producen en nuestro organismo.

Hace unos días, entré a la farmacia (local que últimamente acumula personas con altas dosis de Malababanina, por aquello del copago), y percibí un tufillo extraño (este neurotransmisor se caracteriza, entre otras cosas, porque despide un cierto aroma acre muy reconocible), al salir la boticaria, confirmé mis temores…estaba de mal humor (también es otra de sus características, afecta a los músculos faciales, entre otros). En estas circunstancias lo breve, dos veces bueno, así que le espeté el nombre de la medicina que iba buscando (sin receta) para acabar cuanto antes la transacción comercial. A mi los laboratorios farmacéuticos no me consultan el nombre que le ponen a sus preparados, bastante tengo con hacer un esfuerzo supino y acordarme de cómo se llaman los que necesito.

La farmacéutica me miró con cara de nulo entendimiento y empezó a cortocircuitarse. Repetía una y otra vez el nombre del medicamento en voz alta para ver si acudía a sus manos, como en el hechizo de Harry Potter, mas no quise decirle que le faltaba la varita y la palabra mágica. Como aquello no surtía efecto, probó abriendo todos los cajones del almacén, mientras seguía repitiendo el nombre dichoso. Después de un rato, el nivel de Malababanina iba en aumento, por su torpeza, así que pegó un bocinazo a su colega que estaba en la rebotica, la cual le indicó en dos segundos dónde estaba el susodicho fármaco.
Podría haberme ido a mi casa en este momento sin sufrir más daños ya que no era yo ni la causa ni el objeto de su enfado, pero ahí cometí mi primer y único error. Cuando ya me estaba cobrando, mi hija, me recordó que nos faltaba uno, y se me ocurrió pedírselo. Me devolvió una mirada de perro y de manera ciertamente tirante, inquirió que primero me cobraría y luego se ponía a buscar el siguiente.

“BiominolA”, le dije yo, y directamente, entró en bucle, uno de esos malignos, dañinos, interminables.
De nuevo probó con el hechizo (¡¡qué te falta la varita!!) y con los cajones, y una sirena silenciosa se disparó porque la Malababanina estaba en límites críticos. Otro bocinazo, y la colega de la rebotica le contesta con tono de estaestontaderemate: “2º cajón, donde las gotas, la caja azul de toda la vida”.

La boticaria sale del bucle, pega un vaivén de cabeza tipo porqueyolovalgo y….
Me dice A MI: “Claro, las vitaminas de toda la vida, las que le daba mi padre a los pájaros (mi hija se pone a trinar como loca, porque lleva 2 años tomándolas), si me hubieses dicho BiominolA, te habría entendido”.
No temo al peligro….”Pues claro, lo que te he dicho, BiominolA”
“Ah, pues yo te había entendido BiominolA”.

Conclusión: la Malababanina tiene un efecto corrosivo sobre el procesamiento del sonido, la comprensión del lenguaje, la recuperación de conocimientos de la memoria, el bloqueo mental en general y además impide reconocer cuándo nos hemos confundido y hemos de asumir la disculpa.

Ayer tuve un subidón inexplicable de Malababanina que me ha dejado unas consecuencias hasta ahora no documentadas, un trastorno intestinal y un dolor de estómago apoteósico….Tomaré nota.

lunes, 9 de julio de 2012

Excusas. Mi amiga Hortensia dice...


Mi amiga Hortensia dice que la semana que viene tiene que llevar el coche a pasar la ITV.

Como siempre, todos los años, me pasa lo mismo, igual que lo de ir al taller, me sale sarpullido. Entonces me busco una excusa, una excusa que por supuesto nadie se cree, y termino por reconocer delante del Queridísimo que odio todo lo relacionado con el “4 ruedas” y no me queda más remedio que hacerle una petición formal, porque mi excusa no tiene excusa.

Ayer sorprendida me quedé, aliviada al ver que no soy la única que tira de excusas, cuando una amiga mía puso el pretexto menos contundente, más quebradizo, menos solvente que he visto para no llevar a cabo el plan del fin de semana propuesto, y conste que la entiendo, porque me sé los detalles y, en su lugar, es posible que yo también me encontrase en esa tesitura.

Sin embargo yo estaba allí contemplando el panorama, como todos (excepto yo) desmontaban la coartada de mi amiga, creyendo que le hacían un favor, mientras ella sonreía por fuera y retorcía pescuezos por dentro. Yo intentaba por todos los medios pensar con rapidez para darle una salida airosa, pero éste nunca ha sido mi fuerte, ya que todo lo que se me ocurría era tan retrógrado y casposo que iba a sonar muy poco creíble. El mal ya estaba hecho.

¿Qué hay detrás de una excusa?, pues un enorme “No me atrevo” a decir “No quiero o No me apetece”. Porque ese atrevimiento puede resultar muy caro, bajo nuestra perspectiva de las cosas, puede desencadenar consecuencias de magnitudes desproporcionadas, o al menos eso es lo que creemos, y antes de meternos en esos jardines, probamos la disculpa. Si nos sale bien solventamos la situación, pero no resolvemos el problema, ése siempre sigue ahí, irresoluble.

En este caso, como en otros muchos los consejos de poco sirven, los “yo le diría” o “tienes que hacer” son papel mojado:
Primero porque sueles desconocer datos cruciales y fundamentales de la ecuación.
Segundo porque se produce un hecho biológicamente insólito, los canales auditivos se despejan de cerumen, las conexiones neuronales desaparecen y el sonido de tus palabras entra por la oreja del receptor de tus consejos y sale por la otra y se pierde en la inmensidad del espacio.
Y tercero, pero no por ello menos importante, te puedes encontrar con la tortilla dada la vuelta, es decir, recibiendo consejos, los mismos que tú diste anteayer (jaja, ¡qué desmemoriada!).

Sin embargo no todo está perdido, la solución debe encontrarla el que tiene el problema, plateándose primero qué quiere conseguir y qué es lo que le impide conseguirlo. Como primer paso no está mal, a partir de ahí, hay que seguir avanzando. Los resultados suelen ser espectaculares y uno se pregunta por qué no lo habría hecho mucho antes, seguramente porque no estaba preparado y no era el momento, todo tiene su tiempo de cocción.
  
Si a mi amiga le sale mal, por lo menos en la siguiente ocasión pensará una buena evasiva, o si decide que está preparada, que ha llegado el momento, planteará la cuestión desde otro punto de vista, abordando el “No quiero” directamente, ella decidirá a su tiempo.

Yo, por mi parte, sigo intentando zafarme de llevar el coche a la ITV, ahora ya sin excusas, ¿Qué es lo peor que me puede pasar?....que me diga que no.

lunes, 2 de julio de 2012

El Desenlace. Organización de Eventos. Mi amiga Hortensia dice...


Mi amiga Hortensia dice que los datos fríos nos dejan el siguiente balance: Un superávit recaudatorio que fue convenientemente revertido, índice de morosidad, 0, índice de impago, 0.

Sin embargo todo el mundo sabe que cuando se trata de hacer un análisis del éxito o el fracaso de cualquier evento, los números desapasionados no bastan, existen otros elementos que influyen de manera crucial, elementos que no son tan medibles, menos cuantitativos, más abstractos, más subjetivos.

Aquel día tenía yo bastante con aguantarme, no porque estuviese de mal cariz, ni mucho menos, sino que literalmente me costaba estar de pie y, por contagio, me envolvía una anestesia mental preocupante. Sería por la ley de la compensación o por otra de naturaleza desconocida, el Queridísimo era todo positivismo, donde siempre ve problemas, encontraba soluciones. Tanto es así que cuando llegamos al campo y nos dijeron que, por quincuagésima vez en este año, nos habían vuelto a dejar sin fluido eléctrico (por el robo del cobre), rápidamente se puso a buscar alternativas e incluso no descartó la cena a la luz de las velas (¡¡¡¡¿Quién eres tú y qué has hecho con mi Queridísimo?!!!!).

Y yo, mientras, deambulaba por allí, definitivamente perdido el contacto con la nave nodriza.

Siempre existen mecanismos en tu interior que no dejan de sorprenderte, cuando estás “empanada” para ciertas habilidades que suelen ser tu fuerte, se abren paso otras que jamás creías que tenías y acudieron a mí las “artes económicas” y como contable avezado (ya no tengo abuelas) empecé a clarificar el panorama de los dineros, los que había, los que no, los que faltaban, cómo habría que realizar los pagos, dejando a otros el “arte recaudatorio” mitad negociación, mitad acto diplomático.

Al filo de las 3 de la mañana alguien dijo que nadie quería apuntarse a nuestro club porque nos consideraban “un equipo de mierda” (¡vaya, no sabía yo que estuviesen por los aledaños los descendientes de los Messi y Ronaldo o de nuestras estrellas patrias que no pillan un balón de oro por muchos méritos que hagan!), y volví a pensar en los datos, en ésos objetivos, fríos, parecidos a los del principio, como son: que cada retraso en las cuotas les cuesta a los entrenadores dejar de cobrar, que no metemos ni un gol al arco iris y que hemos quedado los terceros por la cola en liga, en la categoría más baja que hay. Visto desde ese punto, la conclusión es inapelable….pero como todo el mundo sabe, existen otros elementos de juicio.
Si el objetivo de nuestros hijos fuese ganarse la vida como profesionales de las pataditas, éste no sería su equipo, pero si es otro, quizá sí lo sea, porque en qué otro equipo de fútbol el entrenamiento y los partidos de los chicos son un mero pretexto para las reuniones de los padres, ya que cuando se acaba la temporada nos despedimos tristones, con la esperanza de reencontrarnos el próximo septiembre. Porque en qué otro equipo de fútbol, cuando no tenemos luz, llega el “chispas” o padre del delantero y saca la escalera, los metros de cable y la caja de herramientas y hace un apaño para iluminarnos. Porque en qué otro equipo de fútbol el que no paga las cuotas sigue jugando, ya que el muchacho no es responsable de las apreturas de sus padres y no en tantos equipos las cenas de final de temporada se viven con esta intensidad, ni se ríen tanto, seguro.
Pero claro, todo depende de tus objetivos, de tus expectativas, de lo que valores y por supuesto, de lo que estés dispuesto a recoger de cuanto se te ofrece, es, por consiguiente, una elección que haces.

En conclusión, si analizamos los datos, la cena fue un éxito rotundo y sin paliativos, aunque seguro que no todos piensan lo mismo (“el arroz estaba pasado”, “la pizza no me gustaba”, “la música…. ”….). Si analizamos los datos, este equipo es ruinoso lo mires por donde lo mires, pero no todos pensamos lo mismo.

Como la “nave madre” me había abandonado a mi suerte, no tuve más remedio que confraternizar con estos absurdos terrícolas, tan graciosos, cantando, bailando con ellos y riéndome de una cosa llamada “epiglotis” que debe ser la bomba porque se ríen a carcajadas de ella.