jueves, 15 de septiembre de 2011

La Canicería. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que una vez oyó decir a un gerente de su organización que la empresa vendía “carne”. Casi se le saltan los ojos de las órbitas, o peor, casi quiere arrancarle los ojos al autor de semejante despropósito, porque no hay que aclarar que ni Hortensia, ni el semejante trabajaban en una carnicería.

Aunque se pudiera pensar que es un hecho aislado, me temo que no, aunque no de una manera tan brutal y grosera, algunos componentes del staff directivo siguen pensando que las empresas cuyo negocio principal es el Outsourcing, mercadean con personas, y por lo tanto me pregunto ¿qué se puede esperar de ellas y de las compañías que dirigen respecto a las políticas de Recursos Humanos?.

Durante todos estos años en distintos departamentos de selección no he dejado de invertir parte de mi tiempo en combatir esta u otras ideas parecidas:
  Los que confunden la disciplina y la responsabilidad con el autoritarismo.
  Los que no conciben que dos compañeros cooperen, sino que sólo pueden estar relacionados mediante la jerarquía (uno manda y el otro acata), y si no cada uno hace su trabajo porque es un despilfarro de dinero, tiempo y recursos.
  Los que piensan que el cumplimiento del deber sólo se realiza si hay alguien detrás que te vigila.
  Los que miden el grado de satisfacción y motivación exclusivamente por la nómina.
  Los que creen que el sobreesfuerzo es un obligación, y una esclavitud, y no algo puntual que debe hacerse con un motivo concreto, un objetivo definido y por un tiempo limitado.
  Los que opinan que cualquier trabajo, excepto el suyo, no entabla dificultad y lo puede hacer cualquiera……

Pero ya me cansé de todo esto.
Primero porque me estaba pareciendo más a un predicador que a una seleccionadora.
Segundo porque yo tampoco estoy en posesión de la verdad y, por eso, dejo resquicios para la duda.
Tercero porque no conseguí nunca nada más que enfadarme sin hacerles mover un ápice sus ideas.
Cuarto porque me estaba convirtiendo en uno de ellos, todo el día, charleta va y charleta viene, distrayéndome de mi cometido.
Y quinto, porque para que uno cambie estas ideas simplistas, dogmáticas, intransigentes y recalcitrantes, debe hacerlo desde la propia reflexión, poniéndose en la piel del otro y con cierto sosiego pensar qué hay de verdad en todo ello, y con qué matices.

Para llegar a este punto auto-reflexivo, me gustaría lanzarles unas preguntas, pero para que las respondan en la más estricta intimidad, para que sus respuestas sean sinceras y honestas no, políticamente correctas:

¿Qué representan las personas en tu organización?
¿Qué esperas de los empleados de tu empresa?
¿Qué ofreces a cambio?

Y por último, aunque no menos importante,
¿Te gustaría ser un empleado de una empresa que considerase a las personas tal y como tú las consideras, que te exigiera lo que tú exiges y te ofreciera lo que tú ofreces?

Y cuando respondan a estas preguntas quizá, sólo quizá, dejen de vender “carne” o de mercadear con personas.

5 comentarios:

  1. Ay, Hortensia, si no te conociera tan bien, diría que quizá hemos sido compañeras en alguna de estas empresillas (que aunque sean grandes, las formas las convierten en chiringuitos) Se jactan de cuidar al empleado y te obligan a participar en encuentas de Best Work Places pero cuando pides una reducción de jornada por tener un bebé te despiden argumentando que ya no estás implicada con la empresa como antes... Y como esta, muchas.
    Así nos va.

    Verónica L.

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  2. Desde luego vivir encerrado en un despacho, lejos de la gente que forma tu equipo, no es la mejor forma de reconocer el talento real que tienes. Me refiero al que significa la implicación personal. la creatividad, las ganas, el coraje, la ilusión... ¡no sólo los resultados! El primer paso para considerarnos "carne" o "bichos" (¿no habéis oido nunca lo de comprar una empresa con "bichos"?) es dejar de mirar únicamente, que también, la cuenta de explotación. Y, desde luego, tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti. Ya lo decía mi abuela... ;)

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  3. Inmaculada, me ha encantado. Lo primero, las empresas las forman personas, y deben de trabajar para aumentar la productividad, siempre desde la motivación que te tiene que transmitir tu jefe. Lo que pasa que el jefe normalmente está quemado y con el empleado establece la relación yo mando-tu obedeces.
    Así no vamos a llegar a ningún lado.

    Saludos

    Jose Antonio

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  4. Si supieras Hortensia que a mi un día en la oficina, un jefe me dijo que dejara de pensar...Suerte que no le hice caso !!!! jajaja
    La iniciativa, la palabra, las personas debn tenerse en cuenta, son el valor de la empresa...

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  5. Craso error pensar que el yugo, la opresión, hace un trabajo mejor, ni más cantidad ni de mejor calidad, es distinto que dentro del respeto a la persona haya que distinguir que una empresa necesita seriedad, responsabilidad, disciplina, orden y organización, pero todo esto se consigue considerando a los empleados como seres humanos adultos que establecen una relación laboral con la empresa porque coinciden sus expectativas y sus intereses mutuos.

    He dicho, jajaja

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