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lunes, 6 de febrero de 2012

Diez cosas a la vez. Mi amiga Hortensia dice...


Mi amiga Hortensia dice que hacer varias cosas a la vez nunca ha sido su fuerte, aunque Paz Vega se empeñe en mostrarle las delicias de poseer esta habilidad mientras corretea, eso sí perfecta y guapísima, por la calle. Nada menos que diez cosas a la vez, ni dos ni tres, sino diez, ahí es nada, la quintaesencia de la multitarea, como si fueras la mujer orquesta o un pulpo de mujer.

Pero yo, repito, debo tener  algún fallo en mi estructura neuronal porque a pesar de poner todo mi empeño, sólo he conseguido hacer, a lo sumo, dos tareas, una de ellas mecánica y la otra no muy compleja, aquella que no requiere la intervención de mis más altas capacidades intelectuales. He puesto empeño y algo he conseguido, porque todavía recuerdo aquella vez que intenté bajar las escaleras del Metro mientras sacaba el billete del bolso y me pegué un trompazo tal que estuve quince días escayolada.

No dudo que si quisiera podría hacer diez o quince o veinte cosas a la vez pero con un nivel de eficacia nulo, por eso ni siquiera considero esa posibilidad.

He dicho que he puesto todo mi empeño, quizá no sea del todo cierto, el caso es que tengo serias dudas:

Dudo de la eficacia de hacer varias cosas a la vez, hay tareas que requieren toda mi atención, todo mi empeño y todo mi interés, y me gusta hacerlo así.

Dudo de la conveniencia de difundirlo y de alardear de ello, es un arma de doble filo, el otro, herido en su orgullo, en vez de tomarlo como una oportunidad de aprendizaje, de ahorro de tiempo y de capacitación, te endilga sin más miramientos su tarea (ya que tú puedes hacer varias cosas a la vez) y así ahorra todo el tiempo, el suyo, no el tuyo.

Dudo de la valía de dicha habilidad por encima de otras, en mi caso valoro otras que poseo.

Dudo que sea nuestra mejor cualidad como féminas (si es una cualidad femenina, yo, por ejemplo, no la tengo).

Y dudo de su utilización como arma arrojadiza contra nuestros compañeros de especie varones. (Sí, sí, muy hábil, pero mientras tú haces diez, él una y encima la publicita mejor).

Pero lo de ahorrar tiempo para emplearlo en otros asuntos es algo que empieza a gustarme, y por ello, creo que voy a seguir intentando hacer algunas cosas menudas, las que tengo muy automatizadas, al mismo tiempo (menos bajar las escaleras y buscar algo en el bolso, eso, descartado), para probar, a lo mejor le cojo el gustillo, me aficiono, y con mucha, mucha práctica me hago experta en multitarea (Paz Vega podrá estar orgullosa de mi).

Pero mantendré la boca cerrada, nada de fanfarronear al respecto, primero, para no crear falsas expectativas, segundo, para poder emplear el tiempo libre en lo que yo quiera, tercero, y como consecuencia de lo segundo, para no dar lugar a que otros descarguen sobre mí sus quehaceres, y por último, porque, en fondo, sigo pensando que es más importante el Cómo se hacen las cosas, lo satisfecho que quedas cuando las haces o mientras las estás haciendo que....Cuántas haces a la vez.

domingo, 28 de noviembre de 2010

El tiempo es Agua. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que para ella el tiempo es agua, que en muchas ocasiones, se la escapa de las manos, y es que, pese a que es de lo poquito que la vida nos da por igual a todos, tiene la sensación de que a otros les cunde más que a ella.
24 horas, ¡se dice pronto!, 8 para dormir, lo acorto, 7, menos no, que me conozco y luego estoy hecha unos zorros, me quedan…17, que tengo que invertir en comer, ducharme, transportarme, trabajar…demasiado o demasiado poco dependiendo de tantas cosas, de cómo me organice, de los imprevistos, de las interrupciones, de la suerte. Algunos de estos factores son incontrolables, pero otros no, y como soy práctica me centro en ellos.

¿Qué puedo hacer yo para no andar siempre como las locas, apagando fuegos, dejando las tareas a medias y al final del día cansada y frustrada por haber hecho poco, mal y tarde?

Además hay que luchar contra una idea que pretende filtrarse en nuestra vida: Cuanto más atareados estamos más importantes somos, o más éxito tenemos, y de ahí viene la segunda gran pregunta que me tengo que hacer y, a ser posible, contestarla con absoluta sinceridad:

¿Quiero de verdad que me “sobre” tiempo?

Porque de esta pregunta se derivan otras como:
¿qué hago con el tiempo que “me sobra”?
¿sé hacer otras cosas además de mantenerme “ocupada” todo el día?
¿está mal visto socialmente no decir “no tengo tiempo para nada”?

Pues si paso de las convenciones sociales y del arquetipo  de “mujersúperprofesionalmadredefamiliayparejasexualmenteactiva”, pues casi sí, prefiero que me sobre tiempo.

Lo primero: ORGANIZACIÓN
-         Lista exhaustiva de todas las tareas que tengo que hacer, de aquí incluso puedo aglutinar más de una, o eliminarla o dejarla para más adelante (si no es ni urgente ni importante).
-        Tengo mi lista definitiva y ahora las priorizo, por orden de importancia y de urgencia (+ Importante + Urgente, la 1ª, + Importante – Urgente, la 2ª, - Importante + Urgente, la 3ª….).
-        Determino el tiempo que me va a llevar cada una de ellas, aproximadamente, de ahí se deduce que algunas que llevarán poquito tiempo las podré meter de rondón entre otras de más envergadura.
-        Todas las llamadas de teléfono y los correos que tenga que mandar puedo hacerlos al mismo tiempo, se refiere a los que tenga planificados. Entonces determino mis “tiempos telefónicos” y mis “tiempos de e-mails”. El resto tendré que ir solventándolos sobre la marcha.
-        Mi tiempo no debe estar del todo planificado, entre un 50% o un 60% es suficiente, el resto son tareas que van surgiendo.
Todo lo APUNTO, así:
-         Me centro en lo que estoy haciendo en ese momento.
-          No me olvidó de nada importante.
-          Si se me ocurren ideas, o formas de llevar acabo mejor las cosas puedo tenerlas en cuenta para otra vez.

Y como todo, si quiero, lo hago y soy constante seguro que surte efecto, fórmulas mágicas no hay.

Y, por último, lo IMPORTANTE, ¿Qué hago con el tiempo que me sobra?.