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miércoles, 6 de febrero de 2013

Uno de los Nuestros. Mi amiga Hortensia dice...


Mi amiga Hortensia dice que no puede estar más tiempo callada ante tantos buenos sentimientos de los que está siendo testigo últimamente.

Creo que ya he comentado en alguna que otra ocasión mi experiencia laboral con un cliente hace unos cuantos años. Esta señora, jefa mía para mi desgracia, atesoraba dentro de ella un variado abanico de patologías del DSM-IV, lo cual hacía difícil la convivencia personal y, lo que es más importante, la laboral. A resultas de todo ello, y como el cliente siempre tiene razón (para la empresa privada), cargaba a sus espaldas una larga lista de colaboradores reprobados de distintas empresas, por motivos variopintos e incluso sorprendentes, como el mío, ya que mi gran error fue no pensar como ella, es decir desquiciadamente. A lo que iba, mi jefe (el de mi empresa), aprovechando una baja médica que me tuvo varias semanas hospitalizada, decidió mandarme a las oficinas centrales, sin explicaciones, con una amonestación verbal y con una advertencia: “la próxima vez, a la calle”. Acto seguido escribí una carta a los Reyes Magos y pedí mi regalo de Navidad con muchos meses de anticipación, léase, no volver a trabajar con personas a las que les faltase un tornillo o, en su caso, que no estuviesen tratadas convenientemente. A cambio me concedieron otro deseo, estrategias para hacerlas frente en lo sucesivo.

Sin embargo, no me hubiese venido mal en ese momento un poquito de esa “lealtad sin fisuras” que están demostrando algunos dirigentes de muchos partidos políticos con ciertos miembros o trabajadores de su organización. Ya les puede caer la sombra de la sospecha más negra, social o judicial, sobre ellos, que ellos confían, les apoyan y les dan facilidades, ¡qué conmovedor, ni la canción de Los Manolos (lailolailo lailola) representa mejor la esencia del compromiso de ser Uno de los Nuestros!.

Muchos años más tarde mi empresa, no encontrando ninguna razón para un despido objetivo, sin afligirse un poquito, rescindió mi contrato improcedentemente con la consiguiente indemnización. En aquel momento me hubiese gustado que los directivos de la organización, desasosegados por dejarme en la calle después de mi implicación en ella, o imbuidos por una rectitud sin tacha, no hubiesen procedido al despido al no encontrar fallo alguno en mi actuación (fallo contemplado en la legislación vigente). Porque un empresario o encuentra motivo objetivo de cese o se come con patatas al trabajador, eso es sabido por todos, si no que se lo cuenten a los seis millones de desempleados. ¡Vuelve a recorrerme un escalofrío por el cuerpo y una lágrima resbala por mi mejilla!.

Y el Honor, y esa pregunta que flota en el ambiente ¿Cómo habéis podido pensar eso de mi?, pregunta que unos se hacen en silencio, porque dan la callada por respuesta, otros con indignación, alguno con el rostro descompuesto y sin aceptar preguntas y los más osados con arrogancia, sonrisa en la boca e insulto fácil. Y no puedo estar más de acuerdo, con la pregunta, no con las formas, porque es la misma que me llevo haciendo yo desde hace más de un año.
¡¡¿Cómo habéis podido pensar eso de mi?!!
¿Cómo habéis podido pensar que estaba llevando un tren de vida inadecuado a mis ingresos?
¿Cómo habéis podido pensar que he utilizado mis prestaciones por desempleo para viajar a paraísos tropicales o acomodar mi casa con electrodomésticos de última generación?
¿Cómo habéis podido pensar que me he servido del sistema de salud público para hincharme a medicamentos o hacerme toda clase de pruebas e intervenciones innecesarias?
¿Cómo habéis podido pensar que era tan manipulable, dócil y obediente que o bien me tenía que aguantar en silencio para no “dañar” la imagen de mi País, o si no, estaba gobernada por fuerzas extremistas y desestabilizadoras?.

Y el caso es que no solo lo habéis pensado, me habéis juzgado, encontrado culpable y aplicado un castigo.

Quizá, sólo quizá porque yo no soy Uno de los Vuestros.

lunes, 14 de mayo de 2012

El Horóscopo. Mi amiga Hortensia dice...


Mi amiga Hortensia dice que el ser humano necesita esperanza, no puede vivir continuamente en un pozo de incertidumbre, inseguridad, desasosiego continuo, ese mismo en el que nos tienen sumidos últimamente todos y cada uno de los que, con cara de pocos amigos, taciturnos, tristes y lúgubres mensajeros de malas noticias, aparecen cada día vaticinando una nueva vuelta de tuerca, un peor es posible y esto no se acaba todavía.

Y el ser humano, nosotros, las personas, cada uno por separado, en público, repetimos la letanía de lo mal que van las cosas, el desastre que se cierne sobre nosotros y la crisis tan tremenda y demoledora que nos ahoga, mientras que en privado, por supervivencia, por higiene mental y física, y creo, que porque somos más inteligentes de lo que nos creemos, nos alegramos de los logros que conseguimos, o hacemos chistes hasta del penalty de un jugador de fútbol, o de la súper-crisis, o nos vamos de “celebra-fuentes”.

Pero esto sólo alivia, no da esperanza, confianza, perspectiva, creencia e ilusión en el futuro. Todo lo que hasta ahora nos lo proporcionaba parece estar patas arriba, sin embargo hay algo con lo que no se puede acabar, algo que ninguna economía, falta de dinero, de trabajo, o de cualquier cosa mundana puede aniquilar…la magia.

Y hacen su aparición “los brujeríos”, horóscopos, tarots, curanderos, piedras de la suerte, conjuros varios. Porque si lo conocido no funciona, habrá que probar con las fuerzas cósmicas, con la energía que ni se crea ni se destruye y que, por lo tanto, tendrá que estar en algún sitio, con los que tienen un “don” para visualizar que el viernes es mi mejor día para un negocio en ciernes que me sacará del agujero y me abrirá las puertas a un nuevo universo.

La misma esperanza, desesperada, que cuando una conocida mía hace muchos años, enfermísima de todo, fue a visitar a un cantamañanas que le dio tres galletas y le dijo “YA estás curada”, y tres meses después murió (mi conocida, no el cantamañanas).

La misma esperanza, desesperada, que ha lanzado a súper-ventas al champú de caballo como remedio contra la alopecia.

La misma esperanza, desesperada, que hace acudir a las consultas de videntes para quitar el mal de ojo, para saber si encontrarás o no el trabajo, el amor o el dinero que te falta.

O la misma esperanza que nos hace mirar el horóscopo…y va un día y acierta, porque entre tantas veces que no, y tanta gente a la que va dirigido, digo yo, que con alguna tiene que acertar. Es entonces cuando pasa de curiosidad a oráculo, y a la siguiente semana lo miras con otros ojos, incluso aunque no coincida, seguro que moldeas los acontecimientos para que parezca que sí.

La semana pasada me decía que el jueves y el viernes estaban destinados a un éxito laboral, un negocio en ciernes…y me propusieron uno (¡fíjate tú!).
Esta semana me habla del equilibrio entre amigos y familia, de la oportunidad de integrar un equipo talentoso en el trabajo y que me pueden pedir ayuda para solucionar una difícil situación. Claramente voy a estar en el centro del huracán de las grandes decisiones y se me va a tener muy en cuenta para tomarlas.

No sé cómo tomármelo, ni el calado de las decisiones en las que tendré que intervenir, si recibiré una llamada de Moncloa, de Bruselas o de Washington, o sencillamente, tendré que tomar partido como cada semana por las decenas de alternativas que se me presentan cada día.

No está en mi mano decirle a nadie dónde tiene que encontrar su esperanza para no disiparse, la mía la encuentro donde la siento, casi siempre más dentro que fuera, donde la cazo, porque es esquiva a veces, donde me la ofrecen honestamente, pero casi nunca leyendo el Horóscopo.

martes, 14 de febrero de 2012

Atracción Fatal. Mi amiga Hortensia dice...


Mi amiga Hortensia dice que cuando empezó la carrera tenía unas expectativas sobre su profesión que fueron cambiando a lo largo de los años de formación. Como la gran mayoría de los que empiezan a estudiar Psicología, la Clínica es la rama que focaliza el mayor interés y con el aprendizaje, los años y después la experiencia modificas o no tus gustos y diriges tus pasos hacia otros derroteros o persistes en ellos. Yo cambié los míos alejándome del tratamiento de patologías más o menos leves, para centrarme en las organizaciones empresariales.

Pensé yo que, al margen de que las empresas son personas, que en este ambiente no me toparía con patología alguna salvo la que se da en la gestión de las relaciones, de los equipos, de las habilidades comunicativas, pero no a nivel individual, pero como si fuera un imán a lo largo de estos años me he encontrado con algunas personas o personajes que han contradicho esta suposición.

Dependiendo de la posición de esta persona en la organización y de su nivel de desequilibrio mental, el impacto en tu vida laboral (e incluso personal) puede ser leve, anecdótico o causarte grandes quebraderos de cabeza.

Hace años tuve una jefa que tenía tantos problemas (mentales) que no había por dónde cogerla. Además de una gran claustrofobia, lo cual no suponía ningún impedimento para el devenir de nuestra relación laboral, era caótica e imprevisible, tenía una manera pintoresca, a modo de ver de algunos, de tratarse con la gente, si eras hombre y con buena posición después de un breve coqueteo, pasaba a un trato provocativo y sugerente y lo más gracioso es que también lo hacía por teléfono por lo que infinidad de veces parecía más bien una línea erótica que un teléfono de incidencias. Y acto seguido, cambiaba a modo ogro paranoico gritando como la mejor de las sopranos y buscando enemigos, confabulaciones, complots secretos; todo el mundo, en especial cualquier mujer que pasase por allí, quería quitarle el puesto (¿en la línea caliente?). En medio de este desatino el trabajo se resentía, salía a trompicones, sin organización y cuando esto sucede los damnificados siempre son los mismos. De ahí salí a otro proyecto espantada, pero mentalmente entera.

Crees que una vez que te tropiezas con un ser semejante ya has cumplido tu cuota.

Después de unos años, casi olvidado el incidente recalé en una de las mejores empresas que he conocido y de la que guardo grandes recuerdos y enseñanzas…y dos patologías más, una leve y la otra que en algún momento nos tuvo hasta algo atemorizados al resto del equipo.
Aquella muchacha parecía del todo natural, quizá algo seria y taciturna, pero era una auténtica Caja de Pandora, cuando la destapas….Pasaba meses de normalidad aparente, pero otros en los que discutía con todos (jefe, clientes, usuarios, candidatos, compañeros), saltaba la espoleta por cualquier nimiedad y se desataba la tormenta, ya no había control, el escándalo estaba servido allá donde estuviese y estuviese quien estuviese delante, acobardaba de veras, porque te gritaba enrojecida de furia “me las vas a pagar” (a veces pensamos que un día, enloquecida de verdad, hiciese cualquier locura y sucediese una auténtica desgracia). Al día siguiente venía como un corderito, melosa como un gato ronroneante. Cuántos en esa oficina que no presenciaron sus desvaríos creyeron su paranoia delirante y pensaron que era una pobre víctima y nosotros, el departamento entero, los más crueles verdugos.
Cuando se fue, todos respiramos aliviados. Todos, supuse yo, y pensé que el estado de ánimo de alguna había estado condicionado por la experiencia extrema, pero fueron pasando los meses y la más joven de todas, seguía en un estado letárgico de tristeza. Hasta que descubrimos que era su estado normal, chupaba la energía de los demás como si se tratase de un gran agujero negro, con lo que superada la primera fase de compasión y complacencia, seguía la segunda, de huída y alejamiento para no dejarte arrastrar hacia la melancolía laboral y preservar tu salud mental. Gracias a que el equipo estaba compensado, frente a la atonía de este miembro, otro, era el huracán que nos daba la vida, el empuje, la alegría (ya sabéis que suelo tener buena conexión con los huracanes).

Y estaba por venir la patología en estado puro, el más extremo, aquel sujeto del que ya hablé en su día y sobre el que no volveré a insistir.

Concluyendo, lo mío no puede ser casualidad, tantos desórdenes en un medio tan poco habitual, por algo me pasa, aunque todavía no he descubierto qué lección quiere el orden cósmico que aprenda.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Claves para una entrevista perfecta. Mi amiga Hortensia dice...


Mi amiga Hortensia dice que muchos la preguntaron cómo hacer una entrevista perfecta.

Consejos, trucos, recomendaciones, hay miles, circulando por todos los sitios, todo el mundo sabe lo que hay que hacer y lo que nunca, nunca en la vida debes, y lo que gusta y lo que no, y lo que resulta sorprendente y lo que le funcionó a un primo hermano, que por cierto ahora está “forrao”. Algunos son buenos, otros son de cajón, otros son (mil perdones) una estupidez y otros pseudo-psicológicos de los que  prefiero no hablar.

Como antes de rechazar nada hay que probar, me decidí a investigar todas las metodologías. Primero, me pasé un borrador por la cabeza y me quité de encima mis conocimientos previos en la materia (como entrevistadora y seleccionadora de personal). Segundo, hice un repaso de todos esos consejos tan bien intencionados, como ser puntual, ir aseada, limpia y adecuadamente vestida. Tercero, me metí de lleno en prepararme preguntas capciosas, como las de los defectos y virtudes, lo mejor y peor de tus anteriores trabajos, si pudieras qué hubieras cambiado de ellos. Cuarto, consulté mis apuntes de psicología proyectiva porque ví que en una entrevista a alguien le habían preguntado con qué objeto se identificaba (¿?). Quinto, me pasé toda una tarde ensayando posturitas y gestos en el espejo, nada de piernas ni brazos cruzados, mirar a los ojos sin agobiar, postura relajada pero firme. Sexto, hice gárgaras para modular la voz y Séptimo me empapé de información sobre la empresa contratante, consulté su web y otras muchas sobre su tipología de empleado. Obvié aquellos que me invitaban al fraude, como el “engorde” o “adelgazamiento” del curriculum, o a mentir descaradamente en la entrevista.

Y antes del gran día, hice, por supuesto, un ensayo general….y menos mal, porque parecía más una actriz venida a menos que una aspirante a un puesto de trabajo.

De esta profesión, resulta sorprendente, todo el mundo se atreve a hablar, parece que el intrusismo, la falta de rigor y de cualificación apropiada están a la orden del día. Más sorprendente cuando no encuentras por ahí nadie que hable con esa ligereza sobre cómo levantar un edificio, poner en marcha una central nuclear, hacer la fontanería del cuarto de baño o llevar a cabo una operación de apendicitis.

De aquella experiencia saque mis propias conclusiones, dicho está que como me había pasado el borrador por la cabeza no tenía ya ningún conocimiento previo al respecto.

La primera, utiliza el sentido común: llegar puntual es un signo de respeto en cualquier circunstancia y con cualquiera, al igual que avisar si has tenido un percance y no puedes estar a tu hora. El aseo personal es una norma básica de urbanidad, que algunos desconocen, cierto, pero no por ello es menos importante, y respecto a la ropa, sólo hay que tener en cuenta que no vas a una fiesta playera, ni a una boda, y escoger lo apropiado, sin perder tu estilo personal.
La segunda, sé tú mismo, y si puedes mejorar, mejora. Si tu curriculum no te convence, invierte tu tiempo en pedir consejo profesional para mejorarlo, al igual que tu discurso o las experiencias sobre los que debes hacer hincapié, eso te dará confianza y seguridad.
La tercera, nadie te garantiza el éxito, pero puedes hacer de una entrevista tu mejor carta de presentación, si la despojas de artificios.
La cuarta, si alguna pregunta te incomoda, o no la entiendes, dilo, con educación y cortesía se puede.
La quinta, buscar información sobre la empresa que oferta es conveniente, pero no quiere decir que te asimiles a sus prototipos.

Y por último, libérate de complejos, respira hondo…y a por todas, porque la persona que tienes enfrente es una persona como tú, hace su trabajo y no está en sus prioridades hundirte la vida.

martes, 15 de noviembre de 2011

Diccionario económico. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que todos los días escucha en los telediarios noticias económicas inquietantes plagadas de términos desconocidos hasta ahora que, a fuerza de oírlos todos los días, se han vuelto cotidianos pero no menos extraños.

Uno intenta darles sentido, por el contexto, literalmente, pero se puede encontrar con un galimatías que lejos de aclararle qué está pasando con la economía mundial, piense que está jugando al “teléfono escacharrado” o algún otro juego de mensajes inconexos y sin sentido.

Algo así como esto:

Prima de riesgo: la hija de una hermana de mi madre, que siempre tuvo un comportamiento imprudente y temerario. Sin embargo, nunca creí que tuviese tanta repercusión pública como para saltar a la palestra de la Economía y la Política planetaria, ni que fuera cuantificable, lo cual me hace pensar que debe tratarse de otra cosa.

Operación en corto: intervención quirúrgica que no requiere hospitalización, utilizándose para ello anestesia local o sedación suave. Últimamente están en el punto de mira de algunos gobiernos por amenazantes y especulativas y porque parece que ponen en serio riesgo la credibilidad en la fortaleza económica de un país. Creía que estas intervenciones quirúrgicas eran menos costosas, menos invasivas y por lo tanto, más recomendables en todos los aspectos.

Agencia de calificación: ¡ah, esto es fácil!, firma o compañía que evalúa y gradúa, NM (Necesita Mejorar), PA (Progresa Adecuadamente), o lo de toda la vida, Insuficiente, Suficiente, Bien, Notable, Sobresaliente y Matrícula de Honor. Pero me han dicho que estas compañías además de calificar también invertían, o sea ¿que eran juez y parte?, ¿no habrá cierto conflicto de intereses?. Me temo que debo estar mal informada, porque si no ¿cómo podrían los estados soberanos haber permitido esta farsa?.

Rescate: liberación mediante pago o por la fuerza de algo que estaba en poder ajeno, o bien liberación de un peligro.  Parece ser que en este caso se aúnan las dos definiciones ya que se libera del peligro de la bancarrota, y se hace mediante un pago. Espero que la policía atrape pronto a los secuestradores.

Activos tóxicos: ¡¡lo sé, lo sé!!, los que se encuentran en la central nuclear de Fukushima, no?. Pero….¿qué tienen que ver con la caída de Lehman Brothers?.

Hipotecas basura: las que dieron sabiendo que no podrías pagar. Antes no importaba porque había confianza, ahora sí porque no hay dinero.

Y luego, muchas clases de bancos: bancos de depósito, bancos de inversión, bancos centrales nacionales, bancos centrales trans-nacionales, bancos mundiales….y todos ellos sin un chavo por lo que se ve.

Me da vueltas la cabeza, no entiendo nada de nada, creo que tendré que repasar todos estos conceptos con un buen diccionario económico.
Pero entonces, mi hija me hace un regalo, sin interés, sin prima de riesgo, sin calificarme previamente, es la frase de un político norteamericano:

Pienso que las instituciones bancarias son mas peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florearán en torno a los bancos, privaran a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertaran sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron.”
THOMAS JEFFERSON, 1802.

Y una pregunta me ronda la cabeza ¿Cómo ha sido esto posible?.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El entrenador. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que en un país de más de treinta millones de “entrenadores de futbol” (dicho por expertos, los españoles somos los mejores entrenadores aficionados, y si no, no hay más que ver las lecciones, recomendaciones y arengas que cada semana damos a los profesionales del sector en las tertulias post-partido), al Club Deportivo Santa Eugenia le ha tocado el más patoso de todos.

Mi pequeñín se prepara los partidos como si de la final de la Champions se tratase, y nosotros somos, sin duda, la mejor afición de todas las de la liguilla, lo cual no quita para que tengamos ojos en la cara, y la pasión de padres no nos nuble el entendimiento, porque hay que reconocer (dolorosamente), que nuestros pimpollos, más que un equipo de futbol, parecen una panda de pollos descabezados cuando salen al terreno de juego. La estrategia, las posiciones y la técnica les duran diez minutos, con suerte, luego se olvidan y pasan a modo “pachanga”, todos van a por el balón, hacen 60 regates antes de pasarla a un compañero, se estorban unos a otros porque están todos en el centro del campo, en fin, que cuando meten un gol, nosotros lo celebramos como si se tratase del mismísimo minuto 116, sinceramente porque no sabemos cómo se ha obrado el milagro.

Y todos nos preguntamos ¿Por qué después de dos años ni avanzan, ni evolucionan, ni aprenden?. Los muchachos no son unos portentos, creo que ninguno de nosotros puede tener serias esperanzas de que su retoño le saque de pobre dedicándose a dar “pataditas a un balón”, pero capacidad de mejora tienen, vamos que ir a peor es más difícil. ¿Será que no le ponen interés, que no les gusta?, por descontado que no, ya que hacen esto porque quieren y además después de los partidos quedan para seguir jugando.
O sea, que si cierta capacidad de mejora tienen, y motivación no les falta, ¿qué falla?...y silenciosamente, volvemos la cabeza todos a una hacia…nuestro E N T R E N A D O R.

Y le vemos ahí, mirando al suelo, entretenido en los partidos escribiendo, apuntando, ¿estrategias, jugadas, recomendaciones?, no, será un libro sobre el lenguaje de las flores porque nunca hace nada con ello.
Este año ha venido un entrenador de porteros, lo cual ha sido bien recibido por todos excepto por nuestro amado trainer que educadamente ha declinado el ofrecimiento, porque el portero ya sabe encajar los goles perfectamente, por el centro, por la escuadra, por arriba, por abajo, de penalti…el muchacho le mira estupefacto y desconsolado ¡el quiere aprender a pararlos!.

Si en algo es experto es en percibir las emociones. Algunas veces nuestros hijos salen a comerse a los rivales, coloquialmente “enchufados”, y entonces, a base de pundonor y ganas, juegan de maravilla. Nuestro entrenador capta el sentir del grupo, que están en pleno “subidón”, detecta cuál es el jugador que cataliza todas estas emociones y entonces….lo cambia, con lo que se vienen abajo como un suflé (¿Será un espía, un agente al servicio de otros clubes?, ya dije en otro post que están por todas partes).

Sus únicas cualidades: una voz potente y buenos principios, aunque se atasca en el medio y se pierde definitivamente en el final.

Yo no sé si es el hombre más torpe del planeta, tiene un serio problema que le incapacita para observar, analizar, comunicarse y aprender, o es que no tiene el más mínimo interés en lo que hace, pero creo que más que potenciar su crecimiento, a los muchachos les está lastrando, y a nosotros impacientando.

Ya sea en la Empresa o en una actividad lúdica, dirigir un equipo tiene una importancia vital para el desarrollo de sus capacidades y para alcanzar su máximo rendimiento, para conducirle a su excelencia. Para hacerlo bien, tenemos que aprender a desarrollar y ejercitar otras capacidades tan importantes que son las que, sin duda, marcan la diferencia.

lunes, 10 de octubre de 2011

¡Peligro, fusión a la vista!. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que confundir las palabras es confundir los conceptos, se habla de fusiones cuando son compras o anexiones de unas empresas por otras y por distintos motivos, pero es que parece que decir “me he fusionado” no causa el mismo desaliento que decir “me han comprado”, aunque la incertidumbre por el qué pasará prácticamente es la misma.

Ninguna adquisición es igual a otra y no siempre se produce porque la empresa “comprada” esté en situación financiera o comercial delicada, es más, en ciertos sectores (como en las TIC), empresas pequeñas o medianas llegadas a un volumen de negocio se hacen especialmente apetitosas para otras más grandes, o para multinacionales que quieren tener mayor presencia en nuestro país o quieren hacerse con los servicios de ciertos clientes estratégicos.

Pero para muestra un botón, que no es más que eso, un ejemplo que puede o no, ser suficientemente representativo:

Hace años recalé en una empresa mediana, bien posicionada y con buenos clientes, aunque para mí eso no era lo importante ya que se me abría un panorama profesional fascinante, lleno de retos, de aprendizajes y un largo camino por descubrir.
En estas estaba, concentrada en mi trabajo y aprovechando al máximo las oportunidades que se me brindaban, cuando un par de años más tarde nos dieron una noticia, nos habíamos fusionado con una multinacional holandesa, que ya tenía una sede aquí en España.
Al principio no sabes cómo tomártelo, ni si será para bien o para mal, pero toda la cúpula directiva en pleno salió a tranquilizarnos, porque lejos de tener que echarnos a temblar por nuestros puestos de trabajo, íbamos a disfrutar de mejores medios para poder seguir desarrollando nuestro cometido con total tranquilidad.
Porque, qué es una fusión, sino la unión de fuerzas, intereses, en condiciones similares, en las que las dos partes tienen cosas que decir, tienen voz y voto. La cosa cambia mucho cuando te enteras de que no es una fusión sino una adquisición, y por tanto el que compra manda, y tiene la potestad de imponer sus decisiones, sus métodos, y hasta su plantilla.
Pero nosotros, ilusos, estábamos encantados, ¡qué digo!, henchidos de orgullo de que se hubiesen fijado en nosotros, por eso cuando nos dijeron que vendría un Controller holandés, ya fantaseábamos con la idea de que fuese alto, rubio y guapetón….pero debimos empezar a sospechar que no iba a ser todo tan bonito cuando el que vino era un malayo cincuentón, con muy malas pulgas y más feo que un dolor.
Más feo y con más malas pulgas se puso cuando, a pesar de todos los intentos de liarle y confundirle por parte de la cúpula directiva, las cuentas no le salían y los números cantaban desafinados por mucho que se intentasen edulcorar los resultados. Los holandeses pasaron de estar frotándose las manos por el estupendo negocio que habían hecho, a llevarse estas mismas manos a la cabeza preguntándose en qué lío se habían metido.

El tan esperado encuentro de plantillas se produjo y aquello fue….desamor a primera vista, mientras nosotros pensamos que eran una panda de gañanes, tuercebotas e informáticos de segundo orden, ellos pensaron de nosotros que éramos unos pardillos, finolis, resabiados y arrogantes con los que no tenían ni para empezar, ya que ellos curtidos en mil y una compras, fusiones, adquisiciones, estaban más que bregados en estas batallas. No tuvieron ni que esforzarse en dar codazos, ni en hacerse sitio a golpes, tenían la razón (la del dinero que paga), y se limitaron a empujarnos levemente mientras que nosotros nos quedábamos patidifusos unos, encolerizados otros ante tanta insolencia, y los más, lloriqueantes por lo que se avecinaba.

Conclusión, pocos vencedores (los que vendieron a buen precio), muchos vencidos (los que compraron y no supieron que ni unos ni otros entendíamos el negocio del vecino y nos mezclaron sin más ni más para desastre general, y los que se quedaron navegando a la deriva a la espera de otra compra, esta vez, no tan “ventajosa”). Y, por supuesto, muchísimos más cadáveres, entre los que se encontró Hortensia.


jueves, 15 de septiembre de 2011

La Canicería. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que una vez oyó decir a un gerente de su organización que la empresa vendía “carne”. Casi se le saltan los ojos de las órbitas, o peor, casi quiere arrancarle los ojos al autor de semejante despropósito, porque no hay que aclarar que ni Hortensia, ni el semejante trabajaban en una carnicería.

Aunque se pudiera pensar que es un hecho aislado, me temo que no, aunque no de una manera tan brutal y grosera, algunos componentes del staff directivo siguen pensando que las empresas cuyo negocio principal es el Outsourcing, mercadean con personas, y por lo tanto me pregunto ¿qué se puede esperar de ellas y de las compañías que dirigen respecto a las políticas de Recursos Humanos?.

Durante todos estos años en distintos departamentos de selección no he dejado de invertir parte de mi tiempo en combatir esta u otras ideas parecidas:
  Los que confunden la disciplina y la responsabilidad con el autoritarismo.
  Los que no conciben que dos compañeros cooperen, sino que sólo pueden estar relacionados mediante la jerarquía (uno manda y el otro acata), y si no cada uno hace su trabajo porque es un despilfarro de dinero, tiempo y recursos.
  Los que piensan que el cumplimiento del deber sólo se realiza si hay alguien detrás que te vigila.
  Los que miden el grado de satisfacción y motivación exclusivamente por la nómina.
  Los que creen que el sobreesfuerzo es un obligación, y una esclavitud, y no algo puntual que debe hacerse con un motivo concreto, un objetivo definido y por un tiempo limitado.
  Los que opinan que cualquier trabajo, excepto el suyo, no entabla dificultad y lo puede hacer cualquiera……

Pero ya me cansé de todo esto.
Primero porque me estaba pareciendo más a un predicador que a una seleccionadora.
Segundo porque yo tampoco estoy en posesión de la verdad y, por eso, dejo resquicios para la duda.
Tercero porque no conseguí nunca nada más que enfadarme sin hacerles mover un ápice sus ideas.
Cuarto porque me estaba convirtiendo en uno de ellos, todo el día, charleta va y charleta viene, distrayéndome de mi cometido.
Y quinto, porque para que uno cambie estas ideas simplistas, dogmáticas, intransigentes y recalcitrantes, debe hacerlo desde la propia reflexión, poniéndose en la piel del otro y con cierto sosiego pensar qué hay de verdad en todo ello, y con qué matices.

Para llegar a este punto auto-reflexivo, me gustaría lanzarles unas preguntas, pero para que las respondan en la más estricta intimidad, para que sus respuestas sean sinceras y honestas no, políticamente correctas:

¿Qué representan las personas en tu organización?
¿Qué esperas de los empleados de tu empresa?
¿Qué ofreces a cambio?

Y por último, aunque no menos importante,
¿Te gustaría ser un empleado de una empresa que considerase a las personas tal y como tú las consideras, que te exigiera lo que tú exiges y te ofreciera lo que tú ofreces?

Y cuando respondan a estas preguntas quizá, sólo quizá, dejen de vender “carne” o de mercadear con personas.

domingo, 19 de junio de 2011

La Información es Poder. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que había una vez una empresa donde la información era poder. El poder de ocultarla, de atesorarla, de guardarla a buen recaudo como en una caja fuerte.
Pero siempre había filtraciones, aquellos que la conocían se sentían poderosos y no podían dejar pasar la oportunidad de vanagloriarse ante sus amigos más íntimos, o usar una pequeña porción como arma arrojadiza contra sus enemigos o, como si de premios se tratase, hacerles partícipes a sus colaboradores más fieles.

Rectifico, no todos conocían toda la información, cuanto más alto era el estatus, o mayor aproximación a la fuente (secretarias, asistentes, casi siempre personas entregadas a la compañía con un alto valor de confianza), mayor era el conocimiento, pero siempre la parte que faltaba se rellenaba a base de elucubraciones de mayor o menor acierto, fantasías fruto de mentes calenturientas o inferencias sobre lo que se “pescaba en otros caladeros”. Es decir que saber más o menos era inversamente proporcional a la cercanía a la fuente de poder.

Era una empresa llena de rumores, de cotilleos, algunos muy mal intencionados. Las pausas para el café y la hora de la comida era un hervidero de noticias frescas, de puesta en común, de creatividad en estado puro, cada uno aportaba lo que sabía, o se guardaba lo que le convenía, según la audiencia, ya que la información era poder y tenía que ser utilizado en el momento justo y adecuado para los intereses particulares.

Allí se trabajaba mucho, rectifico de nuevo, se permanecía muchas horas, ¡¿cómo si no?!, habría que hacer algo que tuviese que ver con el negocio, con el desarrollo de la faceta profesional, que era al fin y al cabo de lo que vivían todos, habría que compensar de alguna manera todo el tiempo invertido en “Radio Macuto”.

Pero todo tiene su cruz, los que conocían la información estaban encantados de tener entre sus manos tanto control, de manejar a su antojo a tantas personas volviéndolas locas devanándose los sesos para obtenerla, y se olvidaron, borrachos como estaban de poder, de que todas esas personas que iban a la empresa y dedicaban buena parte de su tiempo y energía a la habladuría, no lo dedicaban a su actividad profesional, o lo hacían con desgana, malestar y desánimo fruto de las miles de historias inventadas y de sentirse segregados y discriminados por ocultarles la verdad.

Así que como estaban todos distraídos del objetivo, desconfiando los unos de los otros, con luchas de poder y cuentas pendientes y, los menos, intentando centrarse y nadar contracorriente, lo que hasta entonces había sido sólo un rumor, una historia fruto de esa mente calenturienta, pasó a ser una verdad como un castillo. Las pérdidas eran tales que hasta el grupo matriz se negaba en redondo a seguir sufragándolas indefinidamente.

No se puede pedir que los que un día jugaron a ser dioses, hicieran una gestión honesta, racional y profesional de tan delicada situación, ya que contra todo pronóstico, con esa cortedad de miras que, a veces, nubla el entendimiento de los altos cargos de las multinacionales, fueron ellos (los que fallaron), los designados para gestionarla, y, como no podía ser de otra manera, de nuevo volvieron por sus fueros, ocultando información ahora sí, real. Dijeron que no, cuando era que sí, filtraron de nuevo retazos de noticias, fomentando rumores que crearon tal estado de malestar, ansiedad y desconcierto en el que era difícil desarrollar una actividad profesional, porque ahora no se trataba de una charleta de café, sino del futuro de muchos.

El más poderoso de los poderosos todavía permanece, aunque ha perdido mucha de su influencia, para él la información siempre fue poder, un poder destructivo, un poder perverso, vergonzante y escandaloso. Es, simplemente, un vendedor de humo, pero es posible que todavía tenga en sus manos cierta información, y ya se sabe, para él, la información siempre es poder.