miércoles, 9 de noviembre de 2011

El entrenador. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que en un país de más de treinta millones de “entrenadores de futbol” (dicho por expertos, los españoles somos los mejores entrenadores aficionados, y si no, no hay más que ver las lecciones, recomendaciones y arengas que cada semana damos a los profesionales del sector en las tertulias post-partido), al Club Deportivo Santa Eugenia le ha tocado el más patoso de todos.

Mi pequeñín se prepara los partidos como si de la final de la Champions se tratase, y nosotros somos, sin duda, la mejor afición de todas las de la liguilla, lo cual no quita para que tengamos ojos en la cara, y la pasión de padres no nos nuble el entendimiento, porque hay que reconocer (dolorosamente), que nuestros pimpollos, más que un equipo de futbol, parecen una panda de pollos descabezados cuando salen al terreno de juego. La estrategia, las posiciones y la técnica les duran diez minutos, con suerte, luego se olvidan y pasan a modo “pachanga”, todos van a por el balón, hacen 60 regates antes de pasarla a un compañero, se estorban unos a otros porque están todos en el centro del campo, en fin, que cuando meten un gol, nosotros lo celebramos como si se tratase del mismísimo minuto 116, sinceramente porque no sabemos cómo se ha obrado el milagro.

Y todos nos preguntamos ¿Por qué después de dos años ni avanzan, ni evolucionan, ni aprenden?. Los muchachos no son unos portentos, creo que ninguno de nosotros puede tener serias esperanzas de que su retoño le saque de pobre dedicándose a dar “pataditas a un balón”, pero capacidad de mejora tienen, vamos que ir a peor es más difícil. ¿Será que no le ponen interés, que no les gusta?, por descontado que no, ya que hacen esto porque quieren y además después de los partidos quedan para seguir jugando.
O sea, que si cierta capacidad de mejora tienen, y motivación no les falta, ¿qué falla?...y silenciosamente, volvemos la cabeza todos a una hacia…nuestro E N T R E N A D O R.

Y le vemos ahí, mirando al suelo, entretenido en los partidos escribiendo, apuntando, ¿estrategias, jugadas, recomendaciones?, no, será un libro sobre el lenguaje de las flores porque nunca hace nada con ello.
Este año ha venido un entrenador de porteros, lo cual ha sido bien recibido por todos excepto por nuestro amado trainer que educadamente ha declinado el ofrecimiento, porque el portero ya sabe encajar los goles perfectamente, por el centro, por la escuadra, por arriba, por abajo, de penalti…el muchacho le mira estupefacto y desconsolado ¡el quiere aprender a pararlos!.

Si en algo es experto es en percibir las emociones. Algunas veces nuestros hijos salen a comerse a los rivales, coloquialmente “enchufados”, y entonces, a base de pundonor y ganas, juegan de maravilla. Nuestro entrenador capta el sentir del grupo, que están en pleno “subidón”, detecta cuál es el jugador que cataliza todas estas emociones y entonces….lo cambia, con lo que se vienen abajo como un suflé (¿Será un espía, un agente al servicio de otros clubes?, ya dije en otro post que están por todas partes).

Sus únicas cualidades: una voz potente y buenos principios, aunque se atasca en el medio y se pierde definitivamente en el final.

Yo no sé si es el hombre más torpe del planeta, tiene un serio problema que le incapacita para observar, analizar, comunicarse y aprender, o es que no tiene el más mínimo interés en lo que hace, pero creo que más que potenciar su crecimiento, a los muchachos les está lastrando, y a nosotros impacientando.

Ya sea en la Empresa o en una actividad lúdica, dirigir un equipo tiene una importancia vital para el desarrollo de sus capacidades y para alcanzar su máximo rendimiento, para conducirle a su excelencia. Para hacerlo bien, tenemos que aprender a desarrollar y ejercitar otras capacidades tan importantes que son las que, sin duda, marcan la diferencia.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Mapa genético humano. Mi amiga Hortensia dice...

2ª Parte: Los Cromosomas Masculinos

Mi amiga Hortensia dice que siguiendo con los estudios sobre genética de la Universidad Retrograde del estado New Casposian del Norte, le toca hablar de los cromosomas masculinos, a saber:

-          Cromosoma technical o “Black & Decker”: ¡qué hay más masculino que un “chapuzas”!. Venga de donde venga un hombre, el destornillador, la llave inglesa, la taladradora o el martillo y los clavos, es su medio natural. Colocar una lámpara o un cuadro, arreglar un enchufe, pintar o desatascar el fregadero no son misterio para él, pobre del que no sepa hacer algo de esto por una deficiencia genética, tendrá que ir rápidamente a realizar un curso de CCC si no quiere ser la mofa de sus compañeros o la burla de sus “contrarias”.

-          Cromosoma finantial o “El Economista”: Si se siente a gusto haciendo bricolaje, no lo está menos entre números, entre ingresos y gastos, facturas, cuentas bancarias, movimientos monetarios, cambios y domiciliaciones, pequeñas inversiones para tener los ahorrillos a buen recaudo, seguros, y, como no, ya lo dije anteriormente, un estricto control de los “caprichitos”, para evitar despilfarros, que los tiempos no están para fiestas. Nosotras ocupadas en estas tareas tenemos que poner los cinco sentidos para que no nos bailen los números y confundamos el “debe” y el “haber”.

-          Cromosoma “Rey de la selva”: Quizá sea el más primitivo de todos, el más atávico, porque aquí demuestran su fuerza física (mover muebles, trasladar los bultos más pesados) y mental, su estricto control de las emociones y sensiblerías (un hombre nunca llora), amable, cortés pero sin perder la esencia.

-          Cromosoma “Sex-Bomb”: Este cromosoma es el responsable de algunos comportamientos que les juegan muy malas pasadas.

Después de leer con atención el estudio, fui corriendo a buscar mi agenda para ponerme en contacto con todos aquellos amigos y conocidos que creía tenían un fallo en su material genético, le mandé un SMS a mi queridísimo para que con carácter urgente pidiese cita con el médico. Fregar, hacer la compra, cocinar y ocuparse de sus hijos era una tarea tan poco “masculina” que me preocupó que estuviese enfermo, irremisiblemente “dañado”. También pensé en mi amiga Mª Paz que lleva las cuentas de su casa como si de un contable se tratase, haciendo cábalas para llegar a fin de mes con cierto desahogo, y en mi amigo Carlos que es tan mañoso con la aguja, el dedal y la plancha como colocando un baldosín, o en mi hermano que lleva al parque a su hija todos los días, le ayuda con las tareas y hace la cena, e incluso en mi suegra, que tiene una memoria prodigiosa, no sólo se acuerda de todos cumpleaños, sino que se sabe de carrerilla las cotizaciones de bolsa, y tantos, tantos otros.

Al margen de todo esto que tiene más que ver con la educación que con la genética, pienso que el que quiere, puede, puesto que ni siquiera haber recibido una educación poco “igualitaria” es motivo, ni excusa. Muchos, hombres y mujeres, pensamos que compartir es más beneficioso para la convivencia porque minimiza los conflictos y los reproches que suelen producirse cuando uno piensa que da más de lo que recibe.

Así, después de hacer mil pedazos ese absurdo estudio, Hortensia tan “poco femenina” en algunos aspectos, se retrepó en el sillón, al lado de su “poco masculino” queridísimo, contenta por no contar con un mapa genético perfecto.

martes, 25 de octubre de 2011

Mapa genético humano. Mi amiga Hortensia dice...

1ª Parte: Los Cromosomas Femeninos


Mi amiga Hortensia dice que según unos estudios sobre genética de la Universidad Retrograde del Estado New Casposian del Norte, se han establecido nuevos hallazgos genéticos que confirman la tesis de cómo es que hombres y mujeres tradicionalmente se han dedicado a tareas distintas. Justificarían además que unas y otros estén particularmente dotados para la ejecución y desempeño de algunas de ellas. Lo cual invalidaría otros estudios sobre la igualdad en las capacidades de los dos sexos para la realización de dichas rutinas, por eso, empeñarse en seguir por este camino sería, simplemente, ir contra natura.

Los principales cromosomas femeninos que detectaron en este estudio fueron:
-          Cromosoma cleaner o “Don Limpio”: mediante este cromosoma se garantiza que la portadora sabe desempeñar sin entrenamiento previo todas las tareas domésticas: lavar, planchar, fregar, limpiar el polvo, hacer las camas, con total eficacia, cosa que no ocurre con los hombres que necesitan entrenamiento, aprendizaje y cierto estado anímico que les empuje a la realización de las mismas. Aquellos que, por las circunstancias que sean (deficiencia genética, extrema necesidad o “anormal” concienciación solidaria) realizan estas actividades despiertan una ola de admiración en los demás.  Para nosotras no tiene mérito ya que estamos genéticamente preparadas para ello. Y si estamos preparadas y lo hacemos tan bien ¿por qué no hacerlo siempre?.

-          Cromosoma cooker o “Entre fogones”: Al igual que el anterior, este cromosoma desencadena una serie de pautas de conductas que nos llevan a la correcta elaboración de suculentos guisos a partir de una serie de materias primas. Es más, con la sola visión de una olla o una sartén empiezan a funcionar los mecanismos adecuados para recuperar de nuestra memoria ancestral el recetario completo de todas nuestras antepasadas. Al contrario que nosotras, ellos tienen la farragosa tarea de “tirar” de recetas, consultar libros de cocina e incluso hablar con sus madres para solucionar las dudas. Este cromosoma, además tiene la vertiente “avituallamiento”, la cual nos capacita para movernos con maestría por los lineales de los supermercados y “pegar la hebra” con el pescadero con el propósito de conseguir la mejor mercancía.

-          Cromosoma “Mater Amantísima”: Cierta es la especial relación que existe entre un hijo y su madre, lo cual convierte a ésta en un auténtico catalizador de todo, y en este todo se incluyen, los lloros nocturnos, las enfermedades, las tareas académicas, las medidas disciplinarias, higiene y vestuario, las reuniones escolares, y las salidas al parque. Aquí, los hombres, tienen a la audiencia un poco dividida, entre las que piensan lo tierno y monísimo que es un hombre con su hijo jugando (cosa que además puede facilitar “otro tipo de interacciones”), y los que piensan simplemente que es un poco “calzonazos”.

-          Cromosoma shopper o “Quema la Visa”: Hay dos cosas que una mujer puede hacer en su tiempo libre, ir de compras o quedar con las amigas (fundamentalmente para despellejar a alguien que no esté presente), o puede hacer las dos cosas juntas. Este cromosoma no sólo capacita para la consecución de nuestro objetivo, sino que también nos da herramientas para soslayar los obstáculos que nos pongan, por ejemplo, que controlen nuestro gasto, ya que las únicas que tenemos caprichos somos nosotras, ellos sólo tienen necesidades.

Leída la primera parte del estudio (todavía me quedaban todos los cromosomas masculinos), empecé a preocuparme verdaderamente por mi salud, por mi material genético claramente deficiente y, aunque me cueste reconocerlo, muy poco “femenino”. Así que a la espera de obtener más información con el resto del artículo, fui buscando un genetista de prestigio para hacerme un estudio en condiciones.
Continuará…

viernes, 21 de octubre de 2011

829. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que se dice pronto 829. 829 nombres y apellidos, 829 proyectos definitivamente truncados en su momento, 829 familias quedaron suspendidas en ese mismo instante comenzando de nuevo un larguísimo camino hacia otra vida que ya no era la misma, marcada por el ingreso en esa macabra lista. Pero así es como siempre los vieron, como una cifra, sin rostro, como un objetivo, quitándoles la cáscara humana.

Hay más, muchos más, heridos, escoltados, mirando debajo del coche, escogiendo rutas alternativas, los que se fueron hartos de la extorsión y los que quedaron siendo extorsionados, los que hablaban en voz baja y los que defendían unos mismos ideales pero de otra forma, porque siempre hay alternativas.

Todos pagaron un alto precio, cierto es, unos más que otros, porque para 829 ese precio fue irreversible, definitivo. Nada devolverá a esos 829 lo que dejaron pendiente, ni a las 829 familias su rutina anterior, y digo, NADA, ni la venganza, ni el ojo por ojo, ni el arrepentimiento sincero o hipócrita, ni la retórica, ni la entrega de armas, ni la alegría colectiva, ni siquiera la justicia. Acabar con la vida de un ser humano es lo que tiene, es un camino sin retorno, no hay vuelta atrás, y nada de lo que suceda posteriormente devuelve lo que se perdió, o lo que se quitó.

Este es el punto de partida, tener conciencia de que no existe restitución posible, y la desgarradora dureza de este hecho hace que nos neguemos a admitirlo, exigiendo lo que es imposible, lo que sabemos que nunca se nos va a dar y por ello, justificando nuestra intransigencia para poder avanzar, como en perpetua pataleta.

829 desmanes, despropósitos y sinsentidos, que ahora puede que sí lo tengan, 829 que nos empujan a admitir la pérdida, convivir con el dolor y exigir la compensación que se merecen, que los “tibios” y los ambiguos se decidan de una vez a dar un paso al frente, sin las sombras de las “nueve milímetros”, sin cubrir sus oratorias de recursos bélicos o de confrontaciones armadas, ¡como si una guerra diera prestigio!. Que defiendan sus posiciones con ideas, argumentos, propuestas, proyectos y planes de futuro, con un lenguaje claro y moderno, adaptado a nuestra sociedad y sin anclarse en “leyendas medievales”, ni en pretendidas justificaciones genéticas, o que lo hagan como quieran pero sin perder de vista que el arma más poderosa, la que cambia el mundo, es la palabra, las otras sólo lo destruyen. La compensación de no dejarse utilizar por otros, que con motivaciones poco legítimas, insisten en fomentar el rencor, instigan a la revancha, no les conviene que la herida cicatrice limpiamente, sino que siga abierta supurando, sin dar la más mínima oportunidad, una oportunidad para 829 familias que sienten que deben seguir adelante con sus proyectos, sin perder  su memoria y en honor a ella.

Los que tienen que cumplir una condena, tendrán que hacer balance, y reflexionar ¿qué hacer con sus vidas?. Espero, sinceramente que no desaprovechen esta oportunidad, que a ellos les brinda un sistema en el que no creen (¡qué paradoja!) y que, desgraciadamente, para 829 ya no es posible.

lunes, 10 de octubre de 2011

¡Peligro, fusión a la vista!. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que confundir las palabras es confundir los conceptos, se habla de fusiones cuando son compras o anexiones de unas empresas por otras y por distintos motivos, pero es que parece que decir “me he fusionado” no causa el mismo desaliento que decir “me han comprado”, aunque la incertidumbre por el qué pasará prácticamente es la misma.

Ninguna adquisición es igual a otra y no siempre se produce porque la empresa “comprada” esté en situación financiera o comercial delicada, es más, en ciertos sectores (como en las TIC), empresas pequeñas o medianas llegadas a un volumen de negocio se hacen especialmente apetitosas para otras más grandes, o para multinacionales que quieren tener mayor presencia en nuestro país o quieren hacerse con los servicios de ciertos clientes estratégicos.

Pero para muestra un botón, que no es más que eso, un ejemplo que puede o no, ser suficientemente representativo:

Hace años recalé en una empresa mediana, bien posicionada y con buenos clientes, aunque para mí eso no era lo importante ya que se me abría un panorama profesional fascinante, lleno de retos, de aprendizajes y un largo camino por descubrir.
En estas estaba, concentrada en mi trabajo y aprovechando al máximo las oportunidades que se me brindaban, cuando un par de años más tarde nos dieron una noticia, nos habíamos fusionado con una multinacional holandesa, que ya tenía una sede aquí en España.
Al principio no sabes cómo tomártelo, ni si será para bien o para mal, pero toda la cúpula directiva en pleno salió a tranquilizarnos, porque lejos de tener que echarnos a temblar por nuestros puestos de trabajo, íbamos a disfrutar de mejores medios para poder seguir desarrollando nuestro cometido con total tranquilidad.
Porque, qué es una fusión, sino la unión de fuerzas, intereses, en condiciones similares, en las que las dos partes tienen cosas que decir, tienen voz y voto. La cosa cambia mucho cuando te enteras de que no es una fusión sino una adquisición, y por tanto el que compra manda, y tiene la potestad de imponer sus decisiones, sus métodos, y hasta su plantilla.
Pero nosotros, ilusos, estábamos encantados, ¡qué digo!, henchidos de orgullo de que se hubiesen fijado en nosotros, por eso cuando nos dijeron que vendría un Controller holandés, ya fantaseábamos con la idea de que fuese alto, rubio y guapetón….pero debimos empezar a sospechar que no iba a ser todo tan bonito cuando el que vino era un malayo cincuentón, con muy malas pulgas y más feo que un dolor.
Más feo y con más malas pulgas se puso cuando, a pesar de todos los intentos de liarle y confundirle por parte de la cúpula directiva, las cuentas no le salían y los números cantaban desafinados por mucho que se intentasen edulcorar los resultados. Los holandeses pasaron de estar frotándose las manos por el estupendo negocio que habían hecho, a llevarse estas mismas manos a la cabeza preguntándose en qué lío se habían metido.

El tan esperado encuentro de plantillas se produjo y aquello fue….desamor a primera vista, mientras nosotros pensamos que eran una panda de gañanes, tuercebotas e informáticos de segundo orden, ellos pensaron de nosotros que éramos unos pardillos, finolis, resabiados y arrogantes con los que no tenían ni para empezar, ya que ellos curtidos en mil y una compras, fusiones, adquisiciones, estaban más que bregados en estas batallas. No tuvieron ni que esforzarse en dar codazos, ni en hacerse sitio a golpes, tenían la razón (la del dinero que paga), y se limitaron a empujarnos levemente mientras que nosotros nos quedábamos patidifusos unos, encolerizados otros ante tanta insolencia, y los más, lloriqueantes por lo que se avecinaba.

Conclusión, pocos vencedores (los que vendieron a buen precio), muchos vencidos (los que compraron y no supieron que ni unos ni otros entendíamos el negocio del vecino y nos mezclaron sin más ni más para desastre general, y los que se quedaron navegando a la deriva a la espera de otra compra, esta vez, no tan “ventajosa”). Y, por supuesto, muchísimos más cadáveres, entre los que se encontró Hortensia.


lunes, 3 de octubre de 2011

Curiosidad, Interés o Cotilleo. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que ayer leyó en una entrevista que le hacían a Carolina Herrera hija que lo que menos le gustaba de este país es “la curiosidad colectiva sobre la vida de los demás”. Supongo que quiso decir, haciendo gala de una elegancia sin par, que detesta el cotilleo o a los cotillas.

En esto, si es eso lo que quiso trasmitir, no puedo reprocharle nada porque, si para los comunes, para los de “a pie”, ser objetivo de cotilleo, por parte de vecinos, conocidos o gente de paso, ya nos resulta cuanto menos molesto, para una persona conocida, el número de personas que opinan (en casi todos los casos sin saber ni conocer), se inmiscuyen, soliviantan, con afanes casi siempre insidiosos, buscando la morbosidad, la noticia escandalosa, con el único objetivo de obtener un beneficio a costa de la vida privada de los demás, crece exponencialmente, encontrándose desprotegidos y hartos de que su intimidad ande en boca de todos.
Cierto es que algunos lo buscan, casi con desesperación, porque que hablen de ellos para bien o para mal, y a falta de saber o querer hacer otra cosa para ganarse la vida, les reporta pingües beneficios, efímeros, transitorios y temporales, pero bienvenidos para salir del paso.

Sin embargo, me gustaría romper una lanza, en esto de la curiosidad patria, ya que no es lo mismo curiosidad, interés y cotilleo.

No me parece mal que las personas se interesen por sus semejantes, es más, me parece una característica que no deberíamos perder (si es que es una característica colectiva nuestra), porque qué hay más humano que no pasar de largo cuando alguien está en un apuro, por ejemplo. ¡Qué habría sido de mi, si aquel día que casi me parto un tobillo en las escaleras del metro, no hubiese habido unas cuantas personas que se interesaran por mi, me atendieran, me acompañaran y me insistieran en llevarme al hospital, a lo que yo me negué tozudamente por aquello de no llamar más la atención!.

El ser curioso ya es otro cantar, aquí la línea que separa la curiosidad y el cotilleo es más fina y depende, en gran medida, de la utilización que hagamos de la información obtenida. Hay personas a las que les gusta saber de los demás para explicarse, para comprender y para entender los comportamientos que tienen, para dotarlos del contexto adecuado y no malinterpretarlos, o porque esa otra persona les resulta atractiva e interesante y quieren saber más. Y no porque quieran aprovecharlos para hacer daño, o para criticar a sus espaldas.

¡Ay, amigo, pero otras, otras….viven para el cotilleo!, da igual que sea la portada de no sé qué revista, el tertuliano de turno, el compañero de trabajo, o el vecino del 5º, parece que su única pasión en esta vida es el corte y el despiece. Todo lo que hacen los demás es criticable, está mal, es molesto, o pecaminoso, resulta desdeñable y lo más asombroso de todo, tienen una total y absoluta falta de memoria, y con un hilo hacen una madeja.

Por eso, aunque culpable de algún que otro cotilleo esporádico (me pregunto ¿quién no?), soy firme defensora del interés por el semejante, aunque no se le conozca de nada, compañero de especie es al fin y al cabo, y será o no por deformación profesional, y  respetando los límites, soy una incombustible curiosa.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Mi amiga, Tu amigo. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que ha oído en alguna ocasión, a compañeros de especie varones hablar del particular concepto que tienen las mujeres de la amistad. Por primera vez y, sin que sirva de precedente (o sí, ya veremos), me adentraré en el mundo de los estereotipos, de las diferencias en cómo conciben ciertas cosas los hombres y las mujeres y, como no, caer en los errores de la generalización y la simplificación.
Porque seguro que de lo que digo, a todos se les ocurren unas cuantas excepciones a esta tan imperfecta regla.

Bueno, pues según estos compañeros de especie varones, las mujeres concebimos la amistad con vocación de temporalidad, pasamos de estar tremendamente unidas con otra mujer y, de pronto, por una tontada (al menos es como ellos lo definen), nos vamos al otro extremo o nos dejamos de ver casi para siempre. Otra de las cosas que parece, nos echan en cara, es que siempre tenemos roces y encontronazos.

Desde mi punto de vista, tenemos conceptos de amistad diferentes, aquí la primera generalización, ya que no todos los hombres, ni todas las mujeres nos ajustamos a los mismos clichés. Pero al hilo general, nuestros compañeros de especie varones son en esto de la amistad más superficiales, si tienen amigos de toda la vida los conocen, por supuesto, pero jamás hablan de ello. Es decir, parece que no les interesa lo que sienten, sus pensamientos más íntimos, cómo les afectan los acontecimientos y circunstancias si no es material, objetiva y tangiblemente, digo parece, ya que si es amigo verdadero les importa, pero antes se cortarían un dedo que hablar abiertamente de ello.

Frente a esto las féminas, vamos pertrechadas de pico, pala, martillo neumático y cuantas herramientas sean necesarias para entrar hasta el fondo si alguien nos interesa, hacemos auténtica minería personal, y podemos llegar a conocer de la otra, detalles tan íntimos y privados que harían sonar todas las alarmas.

Conocer tan a fondo a alguien supone saber de sus fortalezas y de sus debilidades, de sus “talones de aquiles”. Es, por lo tanto, una amistad arriesgada, ya que se expone mucho, y se tiene mucho que perder, y es ciertamente difícil que no haya ocasiones en las que puedas sentirte engañada, dolida, o decepcionada por la otra persona y viceversa.

Pero ni todas las amistades de las mujeres son tan profundas, ni todas las de los hombres son tan superficiales, aunque es más probable que dos mujeres que se conocen ahonden más que dos hombres, a los que les cuesta mucho expresar abiertamente todo lo que tenga que ver con sentimientos, emociones, sensaciones…

Lo dicho, frente al riesgo de una clase de amistad, está la seguridad de otra, pero aún así  a muchas mujeres nos gusta tener amistades seguras, y otras con profundo riesgo.

Estas últimas son las que nos llenan de verdad, a pesar del peligro (quien no arriesga no gana), son las que nos aportan luz en la oscuridad, consuelo, risas y calidez.  Porque como ya dije antes, mucho se puede perder, pero queridos colegas de especie varones, merece la pena.

jueves, 15 de septiembre de 2011

La Canicería. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que una vez oyó decir a un gerente de su organización que la empresa vendía “carne”. Casi se le saltan los ojos de las órbitas, o peor, casi quiere arrancarle los ojos al autor de semejante despropósito, porque no hay que aclarar que ni Hortensia, ni el semejante trabajaban en una carnicería.

Aunque se pudiera pensar que es un hecho aislado, me temo que no, aunque no de una manera tan brutal y grosera, algunos componentes del staff directivo siguen pensando que las empresas cuyo negocio principal es el Outsourcing, mercadean con personas, y por lo tanto me pregunto ¿qué se puede esperar de ellas y de las compañías que dirigen respecto a las políticas de Recursos Humanos?.

Durante todos estos años en distintos departamentos de selección no he dejado de invertir parte de mi tiempo en combatir esta u otras ideas parecidas:
  Los que confunden la disciplina y la responsabilidad con el autoritarismo.
  Los que no conciben que dos compañeros cooperen, sino que sólo pueden estar relacionados mediante la jerarquía (uno manda y el otro acata), y si no cada uno hace su trabajo porque es un despilfarro de dinero, tiempo y recursos.
  Los que piensan que el cumplimiento del deber sólo se realiza si hay alguien detrás que te vigila.
  Los que miden el grado de satisfacción y motivación exclusivamente por la nómina.
  Los que creen que el sobreesfuerzo es un obligación, y una esclavitud, y no algo puntual que debe hacerse con un motivo concreto, un objetivo definido y por un tiempo limitado.
  Los que opinan que cualquier trabajo, excepto el suyo, no entabla dificultad y lo puede hacer cualquiera……

Pero ya me cansé de todo esto.
Primero porque me estaba pareciendo más a un predicador que a una seleccionadora.
Segundo porque yo tampoco estoy en posesión de la verdad y, por eso, dejo resquicios para la duda.
Tercero porque no conseguí nunca nada más que enfadarme sin hacerles mover un ápice sus ideas.
Cuarto porque me estaba convirtiendo en uno de ellos, todo el día, charleta va y charleta viene, distrayéndome de mi cometido.
Y quinto, porque para que uno cambie estas ideas simplistas, dogmáticas, intransigentes y recalcitrantes, debe hacerlo desde la propia reflexión, poniéndose en la piel del otro y con cierto sosiego pensar qué hay de verdad en todo ello, y con qué matices.

Para llegar a este punto auto-reflexivo, me gustaría lanzarles unas preguntas, pero para que las respondan en la más estricta intimidad, para que sus respuestas sean sinceras y honestas no, políticamente correctas:

¿Qué representan las personas en tu organización?
¿Qué esperas de los empleados de tu empresa?
¿Qué ofreces a cambio?

Y por último, aunque no menos importante,
¿Te gustaría ser un empleado de una empresa que considerase a las personas tal y como tú las consideras, que te exigiera lo que tú exiges y te ofreciera lo que tú ofreces?

Y cuando respondan a estas preguntas quizá, sólo quizá, dejen de vender “carne” o de mercadear con personas.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Espías. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que siempre le han gustado las novelas y las películas de espías, esas tramas tan interesantes, que juegan hasta con el continuo espacio-tiempo, intrincadas, para que no consigas hasta la última palabra adivinar el final, a veces tan rocambolesco que un buen comienzo y un buen nudo queda chafado por un decepcionante desenlace.

Existe una gran variedad de espías, los primeros, como no, los más rutilantes, ésos que, un poco más y son casi súper-héroes, guapos, jóvenes, musculosos, elegantes y con un toque pícaro, entrenados en las más exigentes disciplinas físicas y psicológicas. Con un esmoquin impecable pueden hacer volatines con las piernas sin que se les mueva un hilo de la camisa. Los mismos que después de sufrir torturas inhumanas, sólo tienen un objetivo en la cabeza, salvar el código que librará a la humanidad de penalidades impensables.

Pero existen más, los secundarios, aquellos que son agentes de campo, informadores de medio pelo, contactos sospechosos, cebos, éstos, sin embargo, no cuentan con todas las habilidades de los primeros, ni con el reconocimiento de sus semejantes, ni con los favores en el arte de la seducción. A lo más que pueden aspirar es a ser héroes alternativos, porque muchos de ellos acaban sus días de manera abrupta. Son simples daños colaterales.

Y los que se dedican a tareas menos enigmáticas, aunque igual de intrigantes, los espías industriales, y aquí también hay categorías y secretos que van, desde aquellos que afectan a la salud mundial, a los que desnivelan la balanza comercial entre dos competidores.

Pero todo ello no es más que ficción, porque ¿existen de verdad los Espías?, por supuesto que sí, contestarían muchos sin dudarlo, pero yo creo que esa pregunta no se puede responder de manera categórica si no has conocido a ninguno, ¿alguien ha conocido o conoce a un Espía?, ¿alguno de vosotros, queridos lectores, es Espía?.

Yo hace muchos años, cuando era joven, escandalosamente joven e inexperta, conocí, no a uno, sino a dos, pero no supe que lo eran hasta hace muy poco. ¡Cómo iba a saberlo!, no llevaban sombrero, ni esmoquin, ni maletín, ni ningún bulto sospechoso en la americana, ni se hacían señas, ni hablaban en clave, pertenecían a un país que tiene una reina que debe ser el no va más contando chistes porque la apodan “Graciosa”. Era un matrimonio joven, extrovertido, simpático y afectuoso, de ese tipo de personas que te da gusto conocer a los que enseguida le das tu confianza y, por supuesto, Yo no era su objetivo.

En resumen, los espías existen, son reales, están entre nosotros, podemos incluso conocer alguno sin saberlo, porque lo que si hacen los espías es disfrazarse.

Desde que conocí tan terrible verdad, leo y veo las historias de espionaje con otros ojos, me resultan más cercanas, verdaderas, auténticas y mejores las que se despojan de tanta parafernalia superflua y nos hablan de los otros espías “los de andar por casa”, aquellos que pueden ser nuestros vecinos, que se camuflan entre nosotros, estas historias me resultan quizá mucho más inquietantes, debe ser que en el fondo veo más complejidad, arte e inteligencia en hacerse invisible que en destacar a toda costa.

Y además….mucho más misterioso, porque ¿Quién os dice que yo no soy una Espía?.

domingo, 21 de agosto de 2011

Código binario. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que todo empezó un buen día (o malo, según se miré), en el que encendió su portátil como siempre, y quedó congelado en el “escritorio”. Como ya estaba acostumbrada a las salidas de tono de su pequeña maletita, ejecutó sin inmutarse la solución informática de primer orden, hacer IPL, o lo que es lo mismo apagar y encender, confiando en que aquello daría resultado, pero no fue así, volvió a quedarse congelado en el mismo punto. Probó con otras opciones más avanzadas, como quitarle la batería, arrancar en modo seguro, pero nada de nada, quedaba suspendido en el mismo punto sin remisión. Estableció una “technical line” con su experto, pero tras muchos intentos parece que nada surtía efecto.

Cuando llegó el administrador del sistema, técnico provisional y queridísimo de Hortensia, se puso manos a la obra para hacer el diagnóstico preliminar y cuantificar los daños. Comando va, comando viene intentaba por todos los medios abrir el caparazón del bicho binario, que seguía dando muestras de una tozudez más propia de humanos en estado de extrema ofuscación y de animales de cuatro patas.
Hortensia se preguntaba ¿estaría malito, se habría empachado con un exceso de información? o ¿sería un mal de otro tipo, más bien una crisis de identidad, o nos estaba retando lanzando un órdago de “a ver quién puede más y quién tiene más que perder en todo esto?.

El caso es que de frente, por el lateral, por la puerta trasera, ningún acceso estaba disponible y cuando más se cerraba en banda, más crecía la tensión. De vez en cuando daba muestras de que la información estaba ahí, intacta, sin daño, pero inalcanzable para ellos, como si se regodease en su propio poder.

Y ése fue su gran error, no saber con quién se estaba jugando los cuartos, la pequeña maletita binaria acostumbrada a su pacífica usuaria que no hacía otra cosa que escribirle y leer correos, creía que todos los humanos de aquella casa eran iguales, pero no, su administrador, técnico provisional y queridísimo de Hortensia es un hombre pacífico y sosegado hasta que se le provoca, y no hay mayor provocación, mayor reto, que el que una máquina se le “ponga chulita” y más si funciona con unos y ceros.

Así que, desde ese mismo momento, se puso como único objetivo hacerle vomitar a “la máquina infernal” toda la información de una manera u otra, por las buenas o por las malas, o SÍ o SÍ. De nuevo empezó la lucha de titanes y de comandos, de dispositivos externos, de puertos USB no reconocidos. Hortensia no quería verlo, era una lucha sin cuartel.

Después de unas cuantas horas, todos agotados y de casi ya perdida la esperanza, el administrador del sistema, técnico provisional y queridísimo de Hortensia, les reunió a todos en la habitación donde se encontraba el origen de los desvelos y les comunicó que lo único que se le ocurría era que si el software no funcionaba, tendría que pasar al hardware. En pocas palabras extraer físicamente los discos duros para salvar la información, o lo que es lo mismo sacarle las vísceras al bicho binario.

Ya estaba con el destornillador en la mano cuando probó, por última vez, a intentar extraer la información, y…¡¡magia potagia!!, aquello se abrió como una florecilla inocente. Una vez descargado y salvado todo, volvió a enmudecer definitivamente.
Yo tengo una explicación que seguro que nadie comparte, la maletita, al oir la carnicería que se cernía sobre ella tuvo que decidir entre seguir con todas las consecuencias y asumir el despiece o, sin asumir la derrota total y absoluta, coger una salida honrosa que sirviese para minimizar daños.

Todos aprendieron una gran lección, los humanos a hacer copias de seguridad, la pequeña maletita binaria aprendió que el ser humano es único e imprevisible y que si le acorralas puede que la única solución que se le ocurra sea “Sacarte las tripas”.