Mi amiga Hortensia dice que la
ola de manifestaciones que desborda nuestro país últimamente ha puesto muy
nerviosos a algunas de nuestras autoridades. Como ya tienen las tijeras en la
mano y están a todas horas utilizándolas, parece que no se les ha ocurrido otra
cosa que empezar a dar tijeretazos también a los derechos fundamentales.
De acuerdo, muy de acuerdo, ¡qué
molestos son los manifestantes!, ¡qué vocerío más desproporcionado!, egoístas
ellos, no se percatan del daño a la imagen de este país (¡mecachis!), del
trastorno a la vida cotidiana que producen, del gasto (en estos tiempos) en
limpieza y en horas extras de antidisturbios, a los que ya tenían prometido
un bonito recorte, porque también son funcionarios públicos, de los quebraderos
de cabeza que provocan a las mentes pensantes y a sus señorías, ¡qué
despropósito!.
Por todo ello he pensado que la
alternativa es, sin duda, la Manifestación
Unifamiliar, es decir que cada uno se manifieste en su casa y que invite a
quien quiera, vecinos, amigos o familiares, pero en un entorno recogido, sin
prensa, sin gasto público, en la intimidad del hogar (como un buen españolito,
como le gusta a nuestro presidente, calladitos todos), así no molesta al resto
de sus conciudadanos (bueno a alguno sí, a los que viven abajo, o arriba o a
los lados) y, por supuesto, no inquieta a los gobernantes, que bastante tienen
ellos con las charlas que les dan desde Bruselas o Berlín, para tener que
aguantarse con esto, “¿No votaron hace poco?”, se preguntan.
El caso es que yo, como soy una
mujer práctica, he propuesto a mi entorno más próximo establecer el Martes,
como el día para manifestarse, en mi casa claro, aprovechando que mi hermana
vive en el piso de arriba, mi hermano pequeño está a diez minutos en coche, mi
madre viene a verme, e incluso a veces mis suegros. El motivo, ya lo
someteremos a votación, hay muchos Martes y muchos más motivos de protesta, lo
difícil será ponerse de acuerdo, no vaya a ser que encima de pocos, mal
avenidos.
Pero en mi manifestación
unifamiliar voy a hacer trampas, ¡cómo no, para eso la he inventado yo!, y no
me voy a privar de nada.
Voy a contar con la prensa,
llamaré a mi hermano el mayor, reportero de Madridiario
para que cubra la noticia, ya que qué sentido tiene una manifestación si no se
difunde.
Como delegada de gobierno de mi
casa, y al mismo tiempo, promotora de la manifestación tengo un conflicto de
intereses, o como diría el cantante “el corazón partío”, entre protestar y
salvaguardar mis figuritas de porcelana. Ciertamente cuando las cosas se
calientan se pierden los papeles y a ver si a mi hermanillo le va a dar por
quemarme el cubo de la basura dentro de casa o volcarme alguna silla.
Solución: tendré que optar por
llevar un agente para salvaguardar el orden público/privado. Como mi hija
quiere ser policía desde que tiene uso de razón es la candidata ideal, aunque
últimamente no lo tiene tan claro, ver las cargas policiales (algunas tan “selectivas”
y “proporcionadas” como la que le llevó a mi hermano, el reportero, a llevarse
más palos que una estera) le están dando qué pensar, pero yo le digo que
sosiegue, que la policía hace otras muchas labores más amigables.
Definitivamente se encargará de
este tema, le pondré el escurre-verduras en la cabeza y le daré un cazo como
arma preventiva, pero con la promesa de no utilizarlo.
Ya tengo el itinerario hecho,
pero las proclamas tendremos que improvisarlas, y dependerá del motivo de la
“mani”.
Dejaré libertad de expresión para
todos aquellos que acudan, allá ellos con lo que dicen, mi hija tiene el punto
de ebullición bajo y como le toquen la fibra, me la veo corriendo detrás de su
tía blandiendo el cazo amenazadoramente, mientras su tío de la prensa
(convenientemente identificado), le hace fotos.
No sé si decirle a mi madre que
ese día se abstenga de venir, tiene ya una avanzada edad y me da miedo que en
una “tangana” con algún manifestante loco, espía infiltrado o violento
profesional, se tropiece con la mesita del café y se caiga pasillo abajo.
Este Martes, no puedo, pero al
siguiente estrenaré el Manifestódromo casero, aunque pensándolo bien creo que
si quiero manifestarme lo voy a seguir haciéndolo en la calle como siempre, ¿No
será que lo que les molesta no son las manifestaciones sino el motivo por el
que se manifiestan?.