martes, 1 de febrero de 2011

2ª Parte: La Trepa, El Caradura y El Amigote. Mi amiga Hortensia dice...

Mi amiga Hortensia dice que éstos tres dejaban al pelota un tanto aislado, como un pacto entre “caballeros” y “señora”, no se inmiscuían en sus asuntos y él hacía lo propio.

La Trepa una mujer hecha a sí misma, nunca vio Hortensia tantas buenas cualidades juntas para tan perversos fines. Alumna aventajada de unos jefes tiranos y tramposos, la educaron, laboralmente hablando, en el fin justifica los medios, cualesquiera que éstos fueran. Y, por supuesto, ella puso el resto, a saber, los escrúpulos, perdón, la falta de ellos.
Trabajadora incansable, motivada e implicada como el que más, se hacía prácticamente imprescindible. Se ganaba la confianza de superiores y compañeros porque, mientras éstos le garantizasen algún beneficio, era leal hasta desfallecer. Cual perro de presa luchaba por su parcela laboral, porque ella era la mano derecha, la izquierda, incluso el hombro en el que llorar, el eje sobre el que se sostenía el jefe y sin el cual estaba perdido.
Mucho tuvo que agradecer en su periplo, muchos la ayudaron a promocionarse, la enseñaron los entresijos del negocio, los tecnicismos, e incluso, las malas lenguas, dicen que algunos la enseñaron a vestirse bien. Pero ella se lo merecía todo, porque todo lo daba, y se entregaba a tope y trabajaba casi sin horarios, o, al menos, eso era lo que ella pensaba, y cuando piensas que nadie te da más de lo que te mereces pues….nada tienes que agradecer a nadie.
Y eso es precisamente lo que hace, cuando los que tiene a su alrededor dejan de ser útiles a sus propósitos se hacen literalmente transparentes para ella, dejan de existir dentro de su universo, se volatilizan. Durante un tiempo, que ella estima prudencial (días, una semana como mucho), guarda las formas, pero cada vez más molesta con esos moscones que no hacen más que entretenerla de sus nuevas metas. Así engrosan la larga lista de defenestrados, jefes que dejaron de serlo, compañeros que se fueron, amigas que cayeron en desgracia. Pero ella sigue, como una luchadora, ¡qué narices, cómo lo que es, porque se lo merece, ha trabajado tanto y tanto y….tanto ha perdido en el camino!, que si no siguiera, tendría que hacerse tantas y tantas incómodas preguntas, ¿qué la quedaría? ¿quién la quedaría?.

“El Caradura”, ¡qué simpaticón es este personaje!, si además es bien parecido y atractivo en su conjunto, tenemos el fiel ejemplo del pícaro garboso, ése que cae bien allá donde vaya, siempre que no seas tú el que carga con todas sus responsabilidades, el que le soluciona todos sus “marrones”, para que luego él se lleve todos los méritos. Pobre de ti si eres inmune a sus encantos porque entonces conocerás su lado menos amable, un ego desproporcionado, una gran capacidad para complicar cualquier tipo de situación, dada su ineptitud y un carácter bastante arisco si descubres todo su montaje. Pero, como es un tipo con suerte, siempre tiene a su alrededor alguien dispuesto a facilitarle la tarea todo lo posible y de manera desinteresada.
Y éste en concreto se llevaba bastante bien con “La Trepa”, porque se complementaban. Cuando él necesitaba salir de una situación complicada, allí estaba ella, “la gran solucionadora”, así, él una vez más se libraba de trabajar y ella aumentaba su prestigio y su necesidad de ser imprescindible.

Y por último, “El Amigote”, éste era un personaje colateral en este pequeño entramado, era el amigo del jefe. Persona grosera y zafia donde las haya, aunque nadie lo diría por su aspecto externo. Se dedicaba a remolonear huyendo de sus propios quehaceres, que, por otro lado, no sabía llevar a cabo, a contar chistes, chascarrillos, cotilleos, y a hacer alusiones de dudoso gusto sobre el físico de “La Trepa”. Siempre dispuesto para hacer una pausa, tomarse un café, meterse en el despacho del “amigo”, así como dar “sabios consejos”, con actitud conciliadora, despreocupándose de sus propios subordinados. De esta manera transcurrían sus jornadas laborales. Seguramente llegaría “agotado” a su casa después de un día de intensa actividad.

Todos ellos, como dijo Hortensia en un post anterior, coincidieron en un mismo tiempo y lugar, para dicha de unos e infortunio de otros. Hoy en día, tan particular cuadrilla, se ha separado y como nocivas esporas se habrán posado en otros grupos, por tanto Hortensia os recomienda que estéis atentos, abráis bien los ojos y os cuidéis mucho.

7 comentarios:

  1. Curioso... Puedo reconocer a alguno de estos personajes en mi entorno... Los comportamientos humanos no son tan diferentes ¿no? Otra pregunta: ¿cómo trabajar con ellos sin daños colaterales?
    Silvia.

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  2. Te sorprende que personas que no se conocen de nada tengan comportamientos tan "calcados". Trabajar con ellos es difícil. Yo todavía me pregunto cómo, sinceramente no lo sé.

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  3. Que capacidad de análisis y de síntesis!!! Ya no me acordaba de auqellos tiempos...

    Deberías decirle a Hortensia que escriba un libro, va en serio.

    Besos

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  4. No son tan lejanos aquellos tiempos, pero es que tú has tenido muy buenas razones para desintoxicarte rápidamente. Bueno lo del libro, no sé yo, para relatos cortos se defiende, pero un libro ya son palabras mayores. De todas formas gracias por los ánimos.

    Un beso.

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  5. Menos mal que voy a montar una empresa. Te pasaré los deeneis de mis socios para que me digas si conoces a alguno.
    La verdad es que escribir un libro es muy complicado, pero no es tontería intentarlo. Y publicarlo puede ser menos problema ahora que escribirlo.

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  6. Sí, gestor, no vaya ser que se te cuele alguna "espora maligna", bueno lo importante es saber detectarla y ponerla coto. Como dice una amiga mía, y no es Hortensia, cuando esté madura a lo mejor lo intento, ya veré.

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  7. Pues fíjate, cada vez te veo más y más suelta en esto de la escritura, diría que no te falta casi nada para poder atreverte con algo más largo.....

    Una conocida de Hortensia

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